El COVID-19 fuerza a la ESA y la NASA a reducir de forma drástica su actividad

Por: Juan Pons

El impacto de la pandemia del coronavirus COVID-19 ha forzado a los máximos responsables de la Agencia Espacial Europea (ESA) ‒el alemán Jan Woerner‒, y de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos, el ex congresista Jim Bridenstine, a tomar medidas drásticas para velar por la salud de sus empleados y hacer frente a la expansión de la infección.

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El Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania) ha reducido la actividad presencial de sus técnicos a lo indispensable (crédito: ESA)

La ESA ha anunciado el 24 de marzo que deja en suspenso el funcionamiento de los instrumentos y la recopilación de datos de cuatro misiones en órbita dentro del Sistema Solar. Se trata de la segunda medida para reducir el número del personal presencial en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania), desde donde se controla y efectúa el seguimiento de la mayor parte de la flota de 21 naves espaciales de la Agencia. El 16 de marzo gran número de técnicos del Centro ya entraron en la modalidad de teletrabajo, pero no ha sido una medida suficiente.

Las cuatro misiones que quedan en estado durmiente son todas ellas científicas y son Cluster II, ExoMars Trace Gas Orbiter, Mars Express y Solar Orbiter. Precisamente esta última es la sonda espacial más reciente puesta en órbita por la ESA, que fue lanzada al espacio en febrero de 2020 y en la actualidad va camino del Sol.

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Las cuatro sondas Cluster II se han colocado en estado durmiente. Lanzadas al espacio en 2000, estudian el entorno magnético de la Tierra y su interrelación con el viento solar (crédito: ESA)

Rolf Densing, director de Operaciones de la ESA, asegura que al tratarse de misiones espaciales “de larga duración y con órbitas estables”, apagar sus instrumentos científicos y colocarlos en configuración segura y dejar las sondas en estado durmiente durante un cierto período “tendrá un impacto insignificante en el rendimiento general de cada misión”.

Las otras tres son misiones veteranas de la Agencia. La más longeva de todas es Cluster II, cuatro sondas lanzadas por parejas en julio y agosto de 2000, cuya función es orbitar la Tierra para estudiar el entorno magnético de nuestro planeta y su interrelación con el viento solar, la corriente de partículas cargadas que de forma continua desprende el Sol

La sonda Mars Express fue lanzada el 2 de junio de 2003. Desde su llegada a la órbita marciana el 25 de diciembre del mismo año envía datos de la atmosfera e imágenes de la superficie marciana.

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En órbita desde junio de 2003, Mars Express es una de las cuatro sondas cuyos instrumentos y datos han quedado neutralizados para hacer frente al COVID-19 (crédito: ESA)

La sonda ExoMars Trace Gas Orbiter fue colocada en el espacio en 14 de marzo de 2016. Sigue alrededor del Planeta Rojo recopilando datos sobre su atmósfera desde el 19 de octubre del mismo año. Una vez el vehículo todoterreno ExoMars llegue a la superficie marciana ‒que recientemente ha visto retrasado su despegue al año 2022‒ su labor será retransmitir a la Tierra los datos obtenidos por el rover.

Para Günther Hasinger, director de Ciencia de la ESA, dejar en estado de inactividad las cuatro naves espaciales “fue una decisión difícil, pero correcta”. “Nuestra mayor responsabilidad es la seguridad de las personas y sé que todos en la comunidad científica entendemos por qué esto es necesario”, ha destacado. La decisión sobre cuándo volver al modo de producción científica normal “se tomará de forma independiente para cada misión”, subraya el responsable de las operaciones de misión en la ESA, Paolo Ferri.

El resto de misiones interplanetarias europeas también se situarán en los próximos días y de modo gradual “en configuración segura, para que requieran poca o ninguna intervención desde tierra”, aclara Paolo Ferri.

La NASA cierra la mitad de sus sedes

La reducción temporal de personal presencial en ESOC permitirá que sus equipos técnicos se concentren en mantener la seguridad del resto de la flota de la ESA, en particular de la sonda BepiColombo. Lanzada al espacio el 20 de octubre de 2018, el explorador de Mercurio sigue su trayectoria hacia el planeta más interno del Sistema Solar, pero necesita efectuar una compleja maniobra de asistencia de la Tierra el próximo 10 de abril.

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ESOC ha centrado su trabajo en BepiColombo, que debe efectuar una compleja maniobra de asistencia de la Tierra el próximo 10 de abril para alcanzar Mercurio (crédito: ESA)

En Estados Unidos, las medidas tomadas por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, la NASA, son más drásticas que las aplicadas en Europa por la ESA. El administrador y máximo responsable de la Agencia norteamericana, el ex congresista Jim Bridenstine, ha ordenado el cierre total de 9 de sus 18 centros a partir del 23 de marzo.

En el llamado “Marco de Respuesta de la NASA frente al coronavirus”, las 9 instalaciones a las que se aplica la “Fase 4” ‒el máximo grado de restricciones que contempla la Agencia‒ son los centros de Investigación de Ames y Armstrong en California, Goddard en Maryland y Glenn en Ohio, el Instituto de Estudios Espaciales Goddard (Nueva York), la estación de ensayos de propulsión de Plum Brook, (Ohio), el Centro de Ensamblaje de Michoud, el Centro Espacial Stennis (Misisipi) y las instalaciones de vuelo de Wallops, en Virginia.

Además del cierre de los citados 9 establecimientos, al resto de sedes se les aplica la “Fase 3”, que no supone el cierre de los centros. Sin embargo, ambos casos conllevan el teletrabajo con carácter obligatorio, junto con la suspensión de viajar y asistir en persona a reuniones o eventos. El único personal que está exento son los empleados que deben cumplir las tareas mínimas presenciales para la protección de las infraestructuras.

Por el momento, el relevo de astronautas en la Estación Espacial Internacional continúa el programa previsto. Se mantiene el lanzamiento al espacio para el 9 de abril de una nueva expedición, dado que se efectuará desde el cosmódromo de Baikonur, en la república asiática de Kazajistán a bordo de un cohete ruso Soyuz.

Los cosmonautas rusos Anatoli Ivanishin e Ivan Vagner y el norteamericano Chris Cassidy ya se encuentran en periodo de cuarentena y sometidos a las más estrictas reglas de confinamiento para no llevar el COVID-19 hasta el complejo orbital, lo que sería crítico para la supervivencia de la tripulación en órbita. Mientras que la NASA ha dejado en suspenso su calendario de lanzamientos, el Departamento de Defensa continúa con su programa. La renovación de los satélites militares de observación y comunicaciones tiene la calificación de “esencial” para la Seguridad Nacional y el despegue de la plataforma de comunicaciones militares AEHF-6, la última de la serie, está por el momento prevista para las próximas horas.

Acerca de Juan Pons

Juan Pons
Coronel del Ejército de Tierra (R), está especializado en asuntos espaciales, aeronáuticos y de defensa. Ha sido coronel director de la Escuela Militar de Ciencias de la Educación del ministerio de Defensa, Jefe de la Unidad de Repatriación de las fuerzas del Ejército de Tierra desplegadas en Mostar (Bosnia-Herzegovina) y profesor titular de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Academia General Militar de Zaragoza.

Diplomado en Relaciones Internacionales por la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, es miembro de la Asociación Atlántica Española, la Asociación de Periodistas de Defensa, la Asociación Española de Derecho Aeronáutico y Espacial y de la Asociación de Diplomados Españoles en Seguridad y Defensa.