La EASA publica una guía sobre el uso de hielo seco en el transporte de la vacuna COVID-19

18-12-2020

La Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) ha hecho pública una guía para el transporte aéreo seguro de vacunas refrigeradas por hielo seco, ayudando a la industria aeronáutica europea en la gigantesca tarea de distribuir las vacunas COVID-19 de forma rápida, eficiente y segura.

El hielo seco -la forma congelada de dióxido de carbono (CO2)- puede garantizar de forma fiable el enfriamiento de la vacuna a temperaturas inferiores a -70 °C (-94 °F), lo cual es necesario para algunas de las vacunas en desarrollo. Pero el hielo seco también se considera un bien peligroso para el transporte aéreo, ya que concentraciones de alrededor del 5% de CO2 gaseoso en el aire respirable pueden provocar una concentración excesiva de CO2 en la sangre, mientras que concentraciones superiores al 10% pueden causar convulsiones, coma y muerte. Las concentraciones de bajo nivel, sin embargo, no tienen efectos negativos discernibles. El límite superior normal en una cabina de pasajeros es <0,5%.

Patrick Ky, Director Ejecutivo de la EASA, ha dicho «Esta guía supone una importante contribución al esfuerzo mundial de vacunación al definir las condiciones que deben cumplirse en las precauciones a tomar cuando se transportan grandes cantidades de hielo seco en un avión, ya sea en la bodega de carga o potencialmente también en las cabinas de pasajeros. Debido a su velocidad y capacidad para llegar a zonas geográficas relativamente remotas, el transporte aéreo es un componente esencial en el despliegue de las vacunas COVID-19. Nuestra guía es asegurar la seguridad de todos los involucrados en el proceso de transporte».

La guía esboza los aspectos que los operadores que desean transportar las vacunas deben tener en cuenta en su evaluación del riesgo del transporte propuesto.

Lo ideal sería que las vacunas enfriadas por hielo seco se transportaran en los compartimentos de carga de la cubierta inferior, pero también podrían transportarse en cabinas de pasajeros, siempre que se mitigaran los riesgos asociados. En esos casos no se permitiría subir a bordo a ningún pasajero.

Entre las medidas que debían adoptarse figuraban la garantía del funcionamiento adecuado de los sistemas de ventilación, consideraciones relativas a la carga de la aeronave, la planificación de las rutas y los escenarios de desviación, la disponibilidad de suficiente oxígeno a bordo y la disponibilidad de detectores para vigilar el nivel de CO2.

La AESA publicó otro documento de orientación relacionado con el transporte de vacunas para COVID-19 el 2 de diciembre de 2020, relativo a los dispositivos de seguimiento de la ubicación y control de la temperatura necesarios para garantizar la integridad de las vacunas y facilitar la supervisión del envío.