LA PEQUEÑA EVASIÓN DE FRANZ VON WERRA

Por: Jorge Barroso

En el cine bélico de la II Guerra Mundial, estamos acostumbrados a ver “alemanes vs aliados” y con ello, siempre hay alguna fuga por parte aliada de estos campos, pero lo que no sabemos es que también se dio en la realidad, la fuga de un aviador alemán de un campo aliado, y este es el motivo de este artículo.

Vamos a conocer a Franz von Werra, el único aviador alemán que consiguió zafarse de la custodia de los aliados tras ser internado en un campo de prisioneros.


Von Werra nació en Leuk, Suiza, en 1914 y con 22 años, decide alistarse en la Luftwaffe en 1936.Tras su periodo de formación, se gradúa con el empleo de Teniente y es asignado a la Jagdgeschwader 3 en 1938, unidad con la que participará en las primeras acciones de guerra cuando ésta es trasladada a la ciudad de Phillippeville para la campaña de Francia.

Su avión durante ese periodo fue el Messerschmitt Bf109E. Fue un oficial hábil y competente por lo que se le encomendó el puesto de ayudante del Gruppe II de su unidad. De hecho la mayoría de sus misiones transcurren actuando como “punto” del jefe al mando de la misma, Hauptmann Erich von Selle. Su primera victoria aérea tiene lugar en Mayo de 1940 contra un Hawker Hurricane. Poco después aumenta su cuenta añadiendo tres aparatos franceses, finalizando la campaña con cuatro derribos.

Franz Von Werra
Franz Von werra en su avión listo para salir en una misión

Se inicia la Batalla de Inglaterra y von Werra está en el lugar ideal y en el momento justo para brillar como él deseaba. En agosto de 1940 regresa de una misión en la que asegura haber derribado cuatro Hawker Hurricane en el aire y haber destruido otros cinco en tierra.

Puede parecer un número considerable de victorias para un solo día y ciertamente lo es tratándose de la Batalla de Inglaterra, donde el nivel de destreza de los pilotos de ambos bandos era nada desdeñable, comparado con otros frentes como el del Este donde un piloto alemán llegó a anotar veinte derribos de aviones enemigos en un solo día por la constatable diferencia de experiencia y habilidad entre los bandos contendientes.

Práctica habitual era cotejar las victorias reclamadas por el tripulante con el testimonio de otros participantes en la batalla o con observadores circunstanciales en tierra. En este caso, ante la ausencia de testigos, desde el Cuartel General acreditaron las victorias aéreas en su hoja de servicio, pero no así, las logradas en el supuesto ametrallamiento de los cazas estacionados en tierra. Detalle burocrático sin importancia para von Werra que de todas formas hizo “pintar” todas ellas en la cola de su avión, mostrando que había alcanzado el grado de “as”.

En Septiembre de 1940 las misiones rutinarias de escolta de bombarderos con destino a Londres y alrededores se suceden y es en una de ellas donde la trayectoria de von Werra sigue un curso muy diferente al que él planeaba. No están muy claras las circunstancias que llevaron a von Werra a realizar un aterrizaje de emergencia (con el motor dañado y sin poder utilizar el tren de aterrizaje) en suelo británico, en el condado de Kent.

Algunos relatos atribuyen su derribo al fuego amigo, otros al fuego enemigo de uno o varios pilotos de Spitfires. El caso es que su avión quedó inutilizado en una zona cercana a un acuartelamiento de tropas británicas por lo que fue rápidamente detenido.

Estado en el que quedó el avión de Von Werra tras aterrizar de emergencia en suelo británico
Estado en el que quedó el avión de Von Werra tras aterrizar de emergencia en suelo británico

Inicialmente fue confinado en Maidstone y aparentemente fue allí donde intentó fugarse por primera vez, pero tras un incidente con la guardia del campo, se decidió asignarle al Campo de Prisioneros número 1, en Grizedale Hall, Lancashire. Una vez allí, no perdió el tiempo y pronto se unió al grupo de prisioneros a cargo de los intentos de evasión.

Exactamente diez días después de su llegada les expuso su primer plan de fuga. Todos los días los prisioneros realizaban un paseo en las inmediaciones del campo. El plan consistía en crear una distracción por parte de algunos prisioneros mientras él abandonaba el grupo saltando un muro que bordeaban en el paseo diario y que le ocultaría de la mirada de los guardias. Cuando éstos se dieran cuenta confiaba en estar suficientemente lejos. Y de esa forma se ejecutó el plan. No hubo que inventar ninguna distracción ya que el paso de un vehículo atrajo la atención de los soldados que les vigilaban, de forma que en ese intervalo von Werra se subió al muro donde le ocultaron sus compañeros apoyándose en el mismo y cubriéndole con sus guerreras. El ruido del vehículo al circular cerca del grupo amortiguó el sonido de la caída de von Werra al otro lado del muro. Tardarían cinco días en dar con él y devolverle al campo, no sin antes haber esquivado en varias ocasiones a sus captores.

Campo de Prisioneros número 1, en Grizedale Hall, Lancashire
Campo de Prisioneros número 1, en Grizedale Hall, Lancashire

Tras unos días de castigo en confinamiento aislado es trasladado a un nuevo emplazamiento, otro campo, el número 13 en Swanwick, Derbyshire. Allí tendría lugar su graduación como escapista, y que mejor método que intentarlo mediante la excavación de un túnel.

Para ello se unió al grupo de prisioneros conocido como Swanwick Tiefbau A.G., algo así como compañía de construcción Swanwick. Necesitaban construir un túnel de unos trece metros de longitud para librar las dos vallas de seguridad y salir a la altura de unos arbustos que podrían servir de cobertura una vez fuera. Tardaron un mes en completar el túnel y fueron cinco los que lo utilizaron. Cuatro de los escapados fueron capturados al poco tiempo, quedando la esperanza de fuga reducida a uno sólo de los alemanes, y éste no podía ser otro que von Werra. Para la fuga se llevó su equipo de vuelo que le sirvió para engañar a no pocas de las personas que se cruzaron con él, policías incluidos, a los que convenció de que era un piloto holandés derribado y que necesitaba ser trasladado con urgencia a la base de la RAF más próxima, que por su localización se trataba de la base de Hucknall. Una vez allí, y mientras el personal de servicio trataba de verificar sus credenciales, se las ingenió para escabullirse y acceder a la línea de vuelo donde trató de robar un Hurricane para volar hacia Francia. A punta de pistola le hicieron desistir de su idea.

Así acabaron sus veleidades escapistas en territorio europeo porque en Enero de 1941 fue trasladado junto a otros prisioneros alemanes a Canadá. Allí viajarían en ferrocarril hasta su destino final, un campo de prisioneros de guerra al norte del lago Superior en Ontario. Es en ese trayecto donde von Werra, por fin, logra su objetivo de evadirse. Otros siete prisioneros trataron de escapar de ese mismo tren, pero todos ellos fueron localizados y detenidos. Siguió camino hacia la frontera de Estados Unidos para lo cual era necesario atravesar el río San Lorenzo. Lo consiguió andando sobre la superficie helada del río y usando una barca de remos, con la que se topó casualmente, donde todavía era navegable. Finalmente llegó a territorio de Estados Unidos, donde se entregaría a la policía que presentó cargos contra él por entrar ilegalmente en el país.

Contactó con el consulado alemán en Estados Unidos, país que en aquel momento tenía el estatus de neutral con respecto a la contienda bélica. Mientras se preparaba su extradición a Canadá, el consulado alemán le asistió para que huyera a Méjico y de ahí pasó a Brasil. La siguiente etapa le llevaría de vuelta a Alemania vía España e Italia (no todas las fuentes coinciden en el trayecto seguido). En Alemania fue recibido como un héroe y recibió la Cruz de Hierro por sus méritos.

Instantáneas de von Werra durante su estancia en N. York tras huir de Canadá
Instantáneas de von Werra durante su estancia en N. York tras huir de Canadá

Pronto retornó al servicio activo como Gruppekommandeur en la Jagdgeschwader 53 que fue asignada al frente del Este. Allí incrementó su cuenta particular de victorias con otros 13 derribos. Posteriormente, su unidad fue reequipada con los Messerschmitt Bf109F por lo que sus componentes viajaron a Holanda para hacerse cargo de los aviones y para recibir el entrenamiento de transición al nuevo modelo. El 25 de Octubre de 1941, mientras realizaba un vuelo de prácticas, el motor de su avión sufrió un fallo y acabó estrellándose en el mar, no pudiendo recuperarse ni el cuerpo del piloto, ni el aparato.

Y de esta forma acabó la vida del único aviador alemán caído en las Islas Británicas que pudo escapar de su cautiverio como prisionero de guerra, una vida que nadie podrá negar que fue de película (de hecho hay una).

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Acerca de Jorge E. Barroso Vitar

Jorge E. Barroso Vitar
Comandante en excedencia del Ejército del Aire donde ejerció funciones de instructor de vuelo y de Oficial de Seguridad de Vuelo. Su último destino fue el 45º Grupo de Fuerzas Aéreas encargado del transporte de autoridades.

Actualmente ejerce como comandante de un avión corporativo Gulfstream G650 y como supervisor de Seguridad de Vuelo.

Ha completado un Grado Superior en Gestión Aeronáutica y Operaciones Aéreas y un Posgrado en Coaching, PNL y Empowerment.

Posee el Air Safety and Security Certificate de la University of Southern California.

Se ha formado en Investigación y Prevención de Accidentes en la International Society of Air Safety Investigators, de la que fue Full Member.

Formación en Sistemas de Gestión de Seguridad Operacional (SMS) con instructores de OACI.

Ha sido miembro de la Flight Safety Foundation.

Posee la licencia de piloto de RPA (Remotly Piloted Aircraft).

En la actualidad está cursando un Master en Marketing y Comunicación Corporativa.