21-03-2019.-
Las líneas aéreas reclaman que, en caso de grandes retrasos o cancelaciones de vuelos, las compensaciones a las que tienen derecho los usuarios, que varían entre los 250 y los 600 euros por pasajero, se repercutan en la organización causante del retraso o la cancelación. Así lo consideró Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), durante la presentación del balance de la temporada de invierno 2018-2019 y las previsiones de la temporada estival. “El reglamento europeo CE 261/2004, aprobado en un momento en que los billetes eran mucho más caros, establece que la aerolínea tiene que hacerse cargo de todos los costes de manutención, alojamiento y transporte alternativo -incluso en caso de circunstancias fuera del control de la compañía aérea-. Pero ese reglamento tiene que revisarse y vamos a pedir que se haga”.
Gándara recordó que un dron en el aeropuerto de Gatwick generó un gasto de 15 millones de libras, de los que 10 fueron atribuidos a compensaciones a los pasajeros. Y sólo la compañía Lufthansa ha contabilizado en 500 millones de euros el impacto económico por esta causa.
Aumenta el tráfico aéreo
La Asociación de Líneas Aéreas, que agrupa a 75 compañías regulares que operan en España, tanto nacionales como internacionales, aporta el dato de que en 2018 se ha incrementado el tráfico aéreo en España un 6,9 por 100, si bien Madrid y Barcelona crecieron por encima de la media, lo mismo que el tráfico intercontinental (más del 10%) y el transporte doméstico (10%).
Y si nos ceñimos a la temporada de invierno (hasta febrero de 2019), los datos apuntan que el tráfico aéreo creció un 7,1% en España, una cifra menor respecto a la temporada pasada, lo que significa que se está moderando el ratio de crecimiento. Gándara también quiso destacar que “España tiene una muy acusada estacionalidad, aunque las compañías aéreas estamos haciendo un esfuerzo para reducir esa estacionalidad y acercarnos al promedio europeo”.
En cuanto al crecimiento de la oferta durante el próximo verano se prevé que será, después de años de récord, del orden del 2,5%.
España, muy puntual
Una de las buenas noticias que aportó el presidente de ALA fue que la puntualidad (con un margen de 15 minutos) ha sido de un 79%, 16 puntos por encima de la del pasado verano. Palma, Madrid y Barcelona fueron los aeropuertos números 1, 3 y 4 en puntualidad de Europa, con un 89%, 87% y un 84% respectivamente (el segundo fue Atenas con un 88%).
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la industria de cara a la temporada estival? El principal es la creciente congestión del espacio aéreo europeo, causa de gran parte de los retrasos, retrasos que aumentaron un 61,2% respecto al año anterior. “El retraso medio de todos los vuelos es de 2 minutos y unos 1.250 vuelos al día tuvieron retrasos superiores a 15 minutos en 2018”, dijo Gándara, tras apuntar que los principales centros causantes de estas demoras son los aeropuertos de Karlsruhe, Marsella y Maastricht.
Congestión en el cielo
ALA señala que las compañías aéreas han asumido este nuevo entorno de congestión como la nueva normalidad. Entre las medidas que están aplicando para evitar retrasos y cancelaciones se encuentran un incremento del número de aviones y tripulaciones en standby de las que hacer uso en caso de necesidad; y el incremento de los tiempos de bloque a costa de reducir la utilización de los aviones. En los últimos 15 años el tiempo de bloque medio programado se ha incrementado un 3,9%.
“La situación geográfica de España la hace más vulnerable a la congestión europea y, desgraciadamente la situación no va a mejorar en el verano de 2019”, añadió el presidente de ALA. “La previsión inicial de Eurocontrol es que los retrasos por gestión de tráfico aéreo en ruta se podrían duplicar en 2019 y pasar de 2 minutos de media por vuelo a 4 minutos, por lo que se están estudiando medidas para reducir los retrasos en 1,9 minutos, aunque lo ideal sería llegar a 0,5 minutos. Hay estimaciones que dicen que cada minuto de retraso equivale a unos 70 u 80 euros, por lo que el impacto económico de estos retrasos es muy alto”.
Gándara también aludió a la climatología, cuyos efectos cada vez son mayores y menos previsibles. “El mes de agosto de 2018 fue el mes que más rayos cayeron en España y los expertos avisan de que el cambio climático favorece que estos fenómenos adversos sean cada vez más frecuentes y menos previsibles”.
Conflictos laborales
Otro de los grandes retos a los que se enfrentan las compañías aéreas es el de los efectos de los conflictos laborales, sobre todo de los controladores aéreos, más frecuentes en Francia. Sólo entre 2015 y 2017, se contabilizaron 33 huelgas de servicios de tráfico aéreo, de las que casi 20 tuvieron lugar en Francia. Y sólo en los seis primeros meses de 2018, hubo 29 días de huelga de servicios de tráfico aéreo, de los que 22 se registraron también en Francia. “Hay que buscar un equilibrio de derechos, conciliando el derecho a la huelga con el derecho a la movilidad de los ciudadanos”, dice Javier Gándara.
Preguntado por el impacto que puede tener la crisis de Boeing en las compañías aéreas, Javier Gándara consideró que “es alta en las compañías que tienen este avión que está siendo investigado”, si bien mostró su orgullo al afirmar que “la decisión de las autoridades aeronáuticas demuestra que el transporte aéreo es el medio de transporte más seguro y que estamos ante una industria que paraliza toda una flota de aviones por la seguridad, que siempre es la prioridad”.
Reivindicaciones
Finalmente, y a modo de balance, el presidente de ALA comentó que hay que impulsar iniciativas como el Cielo Único Europeo, hacer un uso más flexible del espacio aéreo, mejorar la coordinación civil y militar, establecer un equilibrio de derechos ante los conflictos laborales, ofrecer una comunicación puntual y precisa cuando se produzcan disrupciones operacionales y que cada organización asuma su parte de responsabilidad (y los costes) de las consecuencias de los problemas que surjan.
