LOS AVIONES CAZADORES DE TORMENTAS DE LA NOAA

Por: Luis Martín-Crespo

De todos es sabido que en los Estados Unidos los huracanes asolan todos los años grandes áreas rurales y poblaciones, además de costeras; con mayor o menor intensidad, o con la suerte de que se “disuelvan” en el mar y no produzcan daños. Este año, Matthew ya ha provocado grandes daños y víctimas en Haití y Cuba y cuando se escriben estas líneas, en EEUU, el huracán ha tocado tierra en Carolina del Sur causando importantes daños y víctimas en al menos tres estados. Aunque ya se ha degradado a categoría 1 y parece que Florida se ha librado de sus efectos devastadores.

Por ello, en EEUU existe un organismo que recibe el nombre de NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration ) y que se encarga de estudiar cómo son los huracanes y de ayudar a los científicos a obtener un mejor conocimiento de los procesos que se generan en estas tormentas mejorando los modelos predictivos del tiempo. Para ello, sus aviones se meten en el ojo del huracán. Sí has eschuchado bien, se meten en el centro de la tormenta para proporcionar datos en tiempo real de la estructura de la tormenta, la intensidad, las diferentes capas de las que está compuesta, entre otros datos. Cabe decir que la NOAA no se dedica únicamente al estudio de la atmósfera, sino también al estudio del medioambiente mediante la recolección de datos especializados para la conservación y administración de los recursos marinos y costeros, y por ello a la protección de vidas y bienes en los mismos.

Entre sus grandes medios, la NOAA cuenta con una flota de aviones integrados en una delegación conocida como OMAO (Office of Marine and Aviation Operations), y que es capaz de operar en todo el mundo y con una amplia gama de recursos para el reconocimiento de huracanes e investigación de los mismos.

Foto: Aviones de la NOAA en su base de la Base Aérea MacDill en Tampa, Florida. Foto NOAA
Foto: Aviones de la NOAA en su base de la Base Aérea MacDill en Tampa, Florida. Foto NOAA

 

En estas líneas vamos a descubrir estos aviones y las actuaciones que realizan cada vez que salen en busca y captura de alguno de estos fenómenos atmosféricos.

La flota se compone de varios aviones de distintos tipos que se dedican a distintas tareas, y entre ellos se destacan:

  • Dos Lockheed WP-3D Orión.
  • Un Gulfstream IV-SP.
  • Un Beechcraft King Air.
  • Dos Gulfstream Jet Prop Aero Commander.
  • Dos Havilland Twin Otter.

Todos los aviones de esta particular flota están en disposición de volar en cualquier momento que sean requeridos (mission-ready) y con su personal científico listo igualmente en cualquier momento.

Además, la NOAA dispone de varios Sistemas RPAS para la observación de la vida marina y la fauna de aves y su hábitat.

Foto: Avión P3 y Coyote UAS. Foto NOAA
Foto: Avión P3 y Coyote UAS. Foto NOAA

 

Pequeña historia de los aviones de la NOAA

La NOAA comenzó a operar aviones para la investigación de huracanes en 1961, y en su origen recibió el nombre de RFF (Research Flight Facility). En sus comienzos, fue equipada con dos Douglas DC-6, un B-57A y un DC-4. Nueve años después, en 1970, un WC-130B fue prestado por la Fuerza Aérea y se integró en las operaciones de este organismo.

En 1973, los dos primeros WP-3D Orión fueron adquiridos y puestos en servicio, pero en 1975 serían reemplazados por dos aparatos del mismo tipo nuevos, y los DC-6, el B-57A y el DC-4 fueron retirados definitivamente.

Foto: Avión Martin RB-57A y Douglas DC-6B en 1975. (Wikipedia)
Foto: Avión Martin RB-57A y Douglas DC-6B en 1975. (Wikipedia)

 

En el año 1983 se crea la OAO (Office of Aircraft Operations) y se equipa con dos aparatos WP-3D Orión, un DeHavilland DHC-6 Twin Otter, una Beech C-90 King Air, dos Rockwell Aero Commanders y dos helicópteros helicópteros de tipo Bell 212.

Toda esta flota, en el año 1993 es trasladada hasta su base operacional actual o AOC (Aircraft Operations Center), la Base Aérea MacDill en Tampa, Florida.

Los principales aviones, el P-3 Orión y el G-IV. Equipamiento a bordo

Para la peligrosa tarea de meterse en el ojo del huracán, azotado por los tremendos vientos, la lluvia y granizo a lo largo del recorrido y sumado a las las violentas corrientes ascendentes y descendentes por los cambios de presión atmosférica, durante una misión de 8 a 10 horas de duración, la NOAA confía en sus dos P-3 Orión (“Kermit” y “Miss Piggy”) y en el gulfstream G-IV (“cazador de tormentas”).

Vamos a ver cómo se equipan y lo que son capaces de hacer en el huracán una vez metidos en el mismo.

G-IV y P-3 Orión en vuelo. Foto: NOAA
G-IV y P-3 Orión en vuelo. Foto: NOAA

 

P-3 Orión

El P-3 está equipado con instrumentos que continuamente transmiten mediciones de la presión, temperatura, dirección y velocidad del viento, proporcionando una visión detallada de la estructura de la tormenta y su intensidad. Además, el radar doppler que lleva en la cola o Tail Doppler Radar (TDR), escanea de forma vertical y horizontal la tormenta, dando a los científicos en tiempo real una representación electrónica de la tormenta.

Lockheed WP-3D Orión en vuelo. Foto: NOAA
Lockheed WP-3D Orión en vuelo. Foto: NOAA

 

También, el P-3 está equipado con sondas lanzables llamadas “batitermógrafos” que miden la temperatura del mar, así como con medidores de microondas SFMRs (Stepped Frequency Microwave Radiometers) que miden la velocidad del viento sobre el océano y la intensidad de la lluvia en los huracanes y las tormentas tropicales, siendo estas, indicadores clave para conocer la peligrosidad y posible mortandad de la tormenta en caso de que toque tierra.

Además de la realización de investigaciones para ayudar a los científicos a entender mejor los huracanes y otros tipos de ciclones tropicales, los P-3 de la NOAA participan también junto a aviones WC-130J del 53 escuadrón de la reserva, en misiones de reconocimiento de tormentas por encargo del Centro Nacional de Huracanes, en las cuales intentan localizar el centro de la tormenta y medir la presión en el centro y los vientos alrededor del ojo.

Con la información conseguida en esos vuelos, contribuyen directamente a la seguridad de las personas que viven más cerca de la costa y pueden verse más afectadas.

Navegante en su puesto del P-3 durante una misión. Foto: NOAA
Navegante en su puesto del P-3 durante una misión. Foto: NOAA

 

Gulfstream IV

Este avión es el complemento perfecto ya que puede volar más alto, más rápido y a mayor distancia (hasta 4.000 nm / 45.000 pies) y dar una imagen precisa y detallada de los sistemas atmosféricos en la parte alta de la atmósfera que rodea al huracán que se esté estudiando. De manera que complementa perfectamente los datos que el P-3 recoge a menor altitud.

Foto: G-IV en rampa preparado para salir. Foto: Rick de Triquet, NOAA.
Foto: G-IV en rampa preparado para salir. Foto: Rick de Triquet, NOAA.

 

Al igual que el P-3 va equipado con un radar Doppler en la cola (TDR) y sensores GPS que ayudan a los expertos meteorólogos a realizar mapas estimativos del movimiento de la tormenta y poder conocer así la influencia del movimiento del huracán.

El instrumento primario del avión para el estudio que se realiza a bordo, es un “tubo” situado en la parte inferior del avión llamado “Sonda de viento GPS” que es liberada desde el aparato para medir y transmitir a los instrumentos científicos de a bordo la presión, la humedad y las ráfagas descendentes que se producen a tierra en la tormenta.

Además, la capacidad doppler del TDR permite conocer las componentes horizontales y verticales de los vientos que se producen en estas rachas descendentes y conocer así la intensidad de los ciclones tropicales. Gracias a estos componentes se pueden conocer las diferentes capas de las que está compuesta la tormenta y ayudar a las predicciones del tiempo y mejorarlas.

Detalle del radar TDR del Gulfstream IV. Foto: NOAA
Detalle del radar TDR del Gulfstream IV. Foto: NOAA

 

Después de analizar y procesar los datos de esta sonda, la información es formateada y enviada al Centro Nacional de Predicciones Meteorológicas o National Centers for Environmental Prediction NECP, e incluso al Centro Nacional de Huracanes para que se incluyan los datos en los modelos predictivos, al tiempo que se entrega también a los propios expertos para que puedan observar en tiempo real la evolución del huracán.

Además, el G-IV es utilizado por la NOAA para recopilar importantes datos antes de las tormentas de invierno estudiando las bandas de humedad que regularmente se forman sobre el Océano Pacífico y fluyen hacia la costa oeste de América del norte.

Durante los meses en los que no es temporada de huracanes en los EEUU, el P-3 y el G-IV vuelan alrededor del mundo en una gran variedad de condiciones atmosféricas realizando programas científicos de investigación atmosférica.

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Acerca de Luis Martín-Crespo

Luis Martín-Crespo
Luis Martín-Crespo es piloto, emprendedor e ingeniero técnico informático.

Es Fundador y CEO del Grupo Hispaviación. Dirige el medio de comunicación especializado Hispaviación y el medio de estilo de vida Air Crew Lifestyle.
Además, es co-fundador de la F-4 Phantom Community, y editor de la revista electrónica para socios "Spooky Trails" de la Comunidad.

Piloto Instructor de drones avanzados, es especialista en operaciones SAR con equipos RPAS.

Es un apasionado de la aviación en todos sus aspectos, así como de la astronáutica, siendo ponente en conferencias versadas en la temática,

Ha escrito varios artículos en Hispaviación y en la revista MACH-82 del Sepla.
Además es fotógrafo y ha ganado en más de una ocasión premios de la revista del Ejército del Aire "Aeronáutica y Astronáutica".