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Por: Gabriel Cortina
Uno de los índices que marcan la actualidad de la industria de la defensa es el número de pedidos efectuados de aviones de combate. También lo es para comprender el panorama geoestratégico, tanto de las grandes potencias como de los escenarios más sensibles en términos de conflictos.
Si bien es cierto que las capacidades militares requieren un tiempo de planificación y de generación, la realidad es que los acontecimientos se mueven a un mayor ritmo, marcado por la incertidumbre, al igual que ocurre con los desarrollos tecnológicos y la innovación.
El objetivo de este análisis es mostrar cómo, en los próximos años, se va a modificar el mercado de aviones de combate. Tomemos en cuenta las siguientes variables: se anuncia del final del ciclo de vida de plataformas que están en uso por parte de numerosas fuerzas aéreas; las soluciones de quinta generación llaman a la puerta de quienes necesitan buscar alternativas (como es el caso de la fuerza aérea española y el F-35); el argumento del precio por unidad –que siempre es muy elevado- quedará difuminado por las expectativas de retorno industrial que ofrecen las capacidades tecnológicas y la participación en programas; el panorama geopolítico de actores como Estados Unidos, Rusia y China irá acompañado de la promoción de sus plataformas o sistemas de armas en países aliados o de influencia; la deriva de los conflictos regionales implicará en las naciones fronterizas el contar con capacidades propias, o por lo menos, como las del vecino; y por último, no olvidar que las compañías necesitan vender para crecer, que se trata de un mercado muy competitivo, con tendencia a inversiones M&A y que son productos (los cazas de combate) que van a estar en activo una media superior a los 30 años.
El interés de las compañías aeronáuticas está en dos zonas: Oriente Medio y Asia. Teniendo en cuenta el número de pedidos anunciados, en el mercado de Oriente Medio se espera un incremento de la demanda en los próximos cinco años, con unas cifras estimadas de 22.000 millones de dólares. A esta cifra habrá que sumarle los contratos de mantenimiento, sostenibilidad y formación, lo que puede implicar duplicarla. Se ha anunciado aproximadamente la venta de 245 nuevos cazas. La oferta norteamericana, europea o rusa cubre aviones de 4.5 y quinta generación y sabe que, a pesar de la caída de los precios del petróleo y del gas, hay presupuesto y hay voluntad de compra.
La relación de compradores sería el siguiente: Arabia Saudí está interesada en sumar 48 Eurofighters al pedido ya realizado de 72 unidades, y cuenta con 84 nuevos F-15SA (Boeing). Omán también ha manifestado su deseo de adquirir el Typhoon y la fuerza aérea de Catar lo ha concretado en un total de 24 cazas, que suman a los 24 Rafales de 2015 y 36 F-15 del pasado año. Emiratos (UAE) es la gran apuesta porque necesita sustituir los Mirage 2000 de Dassault Rafale y comprar 60 nuevas unidades; quizás se decida por el Eurofighter, aunque podría haber sorpresas con el Sukhoi Su-35 o incluso el F-35 de Lockheed Martin, lo que supondría un hito en la carrera por el liderazgo tecnológico de la región. Jordania necesita reemplazar los Mirage F1 y los F5 y se espera la compra de una flota de F-16.
Mención especial para Israel, que ya cuenta con un contrato de 50 F-35 y necesita reemplazar 386 unidades de F-16 y 99 de F-15, lo que le convierte en la fuerza aérea de referencia en la región, signo de su realidad geoestratégica. Por su parte, Egipto y Argelia también buscan plataformas, siendo los principales candidatos Rafale y MiG-29 para El Cairo y plataformas rusas para Argel, como viene siendo la tendencia. Marruecos, que mira con interés las decisiones de su vecino, ha recibido 24 F-16 (Boeing) y 22 F-5 (Northrop).
Asia es otro de los focos mundiales de referencia, ya que representa el 24% del mercado de las compañías fabricantes de aviones de combate, el segundo por detrás de Oriente Medio. Un total de 128 unidades se han exportado en los últimos diez años, por un valor de 9.200 millones de dólares. Japón, Corea del Sur, Australia y Singapur lideran la demanda. En este sentido, la referencia es el F-35, con un club de socios cada vez más interesado en compartir las capacidades del caza de quinta generación. Alrededor de 200 pedidos posicionan a Lockheed Martin como fabricante líder. Una versión modernizada del F-16 será demandada por los ejércitos del aire de Corea del Sur, Singapur y Taiwán.
El consorcio europeo Eurofighter poco podrá hacer, salvo esperar alguna opción en India, lo mismo que la francesa Dassault. Por su parte, la sueca Saab logró la venta de 12 unidades Gripen a Tailandia, lo que le hace estar ya en cuatro continentes. Las tensiones con Pekín y lo que ocurra en el Mar de Sur de China y Corea del Norte se traducirán en más o menos pedidos, acompañados de sus correspondientes sistemas de armas. Por esta razón, la industria china poco podrá hacer en la búsqueda de mercados en la región, algo parecido a lo que le ocurre con las plataformas rusas. La realidad es que el giro Asia-Pacífico, en su versión de aviones de combate, está dominado por la tecnología estadounidense.
Terminamos con una reflexión sobre la importancia de este mercado. Por sus características, el poder aeroespacial es un factor determinante, tanto para la resolución de conflictos como en campañas de alta intensidad. El control del aire es, en muchos casos, una condición necesaria para el inicio del resto de operaciones. En la relación coste-eficacia, la fuerza aérea se convierte en un actor que genera un elevado retorno industrial, con tecnologías punta y aplicaciones en el ámbito civil. Las tendencias y la realidad de los datos mencionados, ya sea de pedidos, entregas o contratos de mantenimiento, suponen un eficaz escaparate para el liderazgo tecnológico de las compañías aeronáuticas y la respuesta decidida de los Estados para hacer frente a sus intereses estratégicos.
*Fuentes consultadas: Eurofighter, Lockheed Martin, Boeing, Saab, Dassault Aviation, Sukhoi Corporation, Northrop Grumman, Teal Group, NETMA, Singapore Air Show, Dubai Air Show.
