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09-02-2021
El Airspeeder Mk3 es un vehículo eléctrico de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL), pilotado a distancia que competirá en una serie de carreras que servirá de banco de pruebas técnicas y de base para una serie de carreras tripuladas en 2022.
La presentación del vehículo representa la realización de más de tres años de trabajo de desarrollo para crear un deporte que acelerará una nueva revolución de la movilidad aérea.
En la actualidad se está fabricando una gama completa de vehículos de competición eléctricos Mk3 en la sede técnica de Airspeeder y Alauda en Adelaida, Australia del Sur. Se producirán más de 10 vehículos de carreras idénticos que se suministrarán a los equipos en este año 2021.
El vehículo está siendo desarrollado y fabricado por un equipo formado por los principales nombres de la tecnología aeroespacial, automovilística y del deporte del motor, como Mclaren, Babcock Aviation, Boeing, Jaguar Land Rover, Rolls-Royce y Brabham.
La serie de carreras Airspeeder Mk3 se anunciará en los próximos meses. Estas carreras pilotadas por control remoto presentarán al mundo por primera vez carreras de circuito voladoras de proximidad a velocidades de más de 120 km/h.
Las últimas pruebas de pretemporada, a puerta cerrada, tendrán lugar en Australia antes de que comience el calendario internacional de carreras. Estos momentos históricos harán historia al mostrar por primera vez una visión a escala real de las carreras de coches voladores eléctricos.
Las carreras iniciales del Mk3 proporcionarán información vital sobre la dinámica del vehículo, el rendimiento, la seguridad y la tecnología del tren motriz que servirá de base para el desarrollo final del vehículo Airspeeder Mk4 tripulado. Las carreras desempeñarán un papel fundamental para acelerar la llegada de las tecnologías eVTOL, que prometen revolucionar la movilidad urbana de pasajeros, la logística e incluso el transporte médico a distancia. Tanto el programa Mk3 pilotado a distancia como los coches voladores Airspeeder Mk4 tripulados proporcionarán un entorno seguro desde el que se podrán perfeccionar las innovaciones clave en materia de seguridad, ruido y baterías, y alimentar el desarrollo más amplio de una industria que, según las previsiones de Morgan Stanley, tendrá un valor de 1,5 billones de dólares en 2050.
