ANIVERSARIO DEL EJÉRCITO DEL AIRE. EL ÁGUILA DESPLIEGA SUS ALAS

Por: Silvio Fernández Panadero

Hace 75 años la Aviación Militar se separaba del Ejército de Tierra para iniciar su existencia independiente como Ejército del Aire, convirtiéndose en la tercera rama de las Fuerzas Armadas, en pie de igualdad con sus hermanos del Ejército y de la Armada. El flamante Ejército seguía así la estela de fuerzas aéreas como la RAF en Gran Bretaña, la Luftwaffe en Alemania, l’Armée de l’Air francesa o la Regia Aeronautica italiana que ya habían culminado el mismo proceso. Otras, como la USAF norteamericana de 1947, irían apareciendo años después. El medio aéreo, tan diferente y hostil, hizo inevitable esta evolución en el mundo entero.

Pero ¿cómo surgió este Servicio que tanta importancia llegaría a adquirir?

Cuando el 7 de Octubre de 1939 el Ejército del Aire vio por primera vez la luz, la Aeronáutica española ya contaba con casi 150 años de historia a sus espaldas.

Desde que en 1783 los hermanos Montgolfier se elevaron con su globo por primera vez en el cielo de París, quedaron claras las posibilidades militares que ofrecían estas aeronaves. En 1792, en Segovia, el Colegio Militar de Artillería haría volar un globo por primera vez en España. Por cierto, debemos recordar que esta institución con su denominación actual de Academia de Artillería también celebra aniversario, acaba de cumplir 250 años, lo que la convierte en la institución de enseñanza militar en activo más antigua del mundo.

A nivel orgánico, antes de llegar a gozar de su propia identidad como una rama independiente de las Fuerzas Armadas, el servicio de la Aviación inicialmente dependió del Cuerpo de Ingenieros.

En 1896, este Cuerpo crea la primera unidad militar aeronáutica española, la Compañía de Aerostación, que operaría, fabricaría y experimentaría globos y dirigibles, más ligeros que el aire. En 1911 se compraron unos terrenos en Cuatro Vientos para el empleo de unos artefactos completamente distintos, más pesados que el aire, los aeroplanos o aviones, y donde iba a impartirse el primer curso de pilotos para tripularlos. Para este primer curso sólo se convoca a ingenieros militares, pero la segunda promoción de pilotos incluirá ya a miembros de otras Armas y Cuerpos, y en la tercera figurarán dos oficiales de la Armada.

El aeródromo de Cuatro Viento desde el aire (1916). Foto: infoenpunto.com
El aeródromo de Cuatro Viento desde el aire (1916). Foto: infoenpunto.com

Después, en 1913, se crea el Servicio de Aeronáutica Militar, que como tal Servicio permitía que sirvieran en su seno miembros de todas las Armas y Cuerpos del Ejército. De momento todo sigue en manos de ingenieros (dentro de la Sección de Ingenieros del Ministerio de la Guerra).

La Aeronáutica Naval, independiente de la aviación militar, fue creada por la Armada en 1917. Pero desaparecería en el salvaje turbión de la guerra civil de 1936, y en 1937 ambos bandos integrarían en sus respectivas aviaciones a las tripulaciones y pilotos supervivientes.

Breguet XIV, protagonista de la Guerra de Marruecos
Breguet XIV, protagonista de la Guerra de Marruecos

Tras diversas vicisitudes, en 1918 un nuevo organismo del Ministerio de la Guerra, la Sección de Aeronáutica, pasará a ser la responsable del Servicio. Éste, desde su creación, estaría compuesto por dos ramas: Aerostación, para los globos y dirigibles, y Aviación, para los aviones. La rama de Aerostación nunca perdería su dependencia de Ingenieros, ya que perviviría como Regimiento de Ingenieros en Guadalajara, hasta que en 1936, tras el estallido de la guerra civil, la Segunda República disolvió el Regimiento. La Aviación, en cambio, iba a experimentar un crecimiento y un desarrollo tecnológico asombroso, similar al de otras aviaciones en todo el mundo, que en no demasiado tiempo la convertiría en la tercera rama independiente de las fuerzas armadas.

En 1913 se llevaron a cabo las primeras acciones de guerra aérea en África, donde el nuevo Servicio iba a forjarse en el crisol de la sangrienta guerra de Marruecos, que se alargaría hasta 1927, y en la que sería un factor determinante para su victoriosa conclusión. Las nuevas unidades aéreas, llamadas escuadrillas, una vez organizadas se convertían acto seguido en expedicionarias y marchaban al combate. Unidades de mayor entidad, llamadas grupos y escuadras, aparecerían poco después.

Patrulla de Breguet XIX
Patrulla de Breguet XIX

Durante los años veinte comenzaron los grandes raids, que llevaron los colores patrios a otros continentes y demostraron que los aviadores españoles se encontraban entre los mejores del mundo. Vuelos como el del hidrocanoa Dornier Wal “Plus Ultra” a América del Sur, el de la Patrulla Elcano, compuesta por tres aviones Breguet XIX, hasta las Filipinas o el del malhadado Breguet XIX Super TR “Cuatro Vientos” hasta Cuba para después seguir viaje a México, etapa durante la que desapareció sin dejar rastro, pasaron a ser un hito de la historia de la Aviación mundial.

Réplica del Breguet "Cuatro Vientos" en el Museo del Ejército del Aire en Madrid.
Réplica del Breguet «Cuatro Vientos» en el Museo del Ejército del Aire en Madrid.

En 1932 se convertiría el Servicio en Arma de Aviación –aunque en realidad siguió siendo en sentido estricto un servicio, ya que en él servía personal del Ejército de todas las procedencias-. Y así se llegó en 1936 a la guerra civil, donde la inusitada violencia y extensión de la contienda obligó a ambos bandos a crear unas enormes armadas aéreas. Que la aviación de los vencedores se convirtiera en Ejército independiente sería la consecuencia inevitable de ello.

Polikarpov I-15 Chato fabricado en Sabadell. Foto: leandroaviacion.blogspot.com.es
Polikarpov I-15 Chato fabricado en Sabadell.
Foto: leandroaviacion.blogspot.com.es

Creación del Ejército del Aire

Acabada la guerra civil el 1 de Abril de 1939, se creaba el Ministerio del Aire. Ministerio que sería el quinto por orden de prelación tras Exteriores, Gobernación, Ejército y Marina. La Fuerza se dividiría entre la Armada Aérea y la Aviación de Cooperación.

perfil03jpg

De hecho, las cinco Regiones Aéreas en que se dividiría la Península junto con las Fuerzas Aéreas del Atlántico, Baleares y África habían iniciado ya su andadura por Decreto del 1 de Septiembre de 1939, que es al parecer la primera disposición de rango importante en la que era mencionado el Ejército del Aire, aunque D. Jesús Salas Larrazábal, General de División del Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos, Dr. Ingeniero Aeronáutico y eximio historiador, considera, por el contrario, que la denominación Ejército del Aire nunca se empleó antes de la disposición legislativa que lo creó.

Por la Ley del 7 de Octubre, por fin, el Ejército del Aire español se creaba oficialmente. En el nuevo Ejército iban a figurar dos Armas, la de Aviación, en la que se encuadrarían los pilotos y el personal de vuelo, y la de Tropas de Aviación. En 1952 el Arma de Tropas de Aviación desaparecerá, absorbida por el Arma de Aviación.

Estructura del nuevo Ejército del Aire

El Ejército del Aire de 1939 era una gran máquina de guerra que se había impuesto a su enemigo en la contienda civil que ensangrentó España desde 1936. Su material de vuelo disponible era, en esencia, una amalgama de aviones alemanes, italianos… o tomados al adversario derrotado. 451 aviones en total – 164 de ellos capturados o recuperados de territorio enemigo y en el extranjero – de 35 modelos diferentes; una auténtica pesadilla organizativa y logística.

Parada aérea en Barajas de la aviación nacional y despedida de la Legión Condor en 1939.  Foto: madridantiguo.com
Parada aérea en Barajas de la aviación nacional y despedida de la Legión Condor en 1939.
Foto: madridantiguo.com

La estructura orgánica de las unidades aéreas comenzaba con la patrulla, normalmente de tres aviones, siguiendo con la Escuadrilla, formada con dos o tres patrullas, el Grupo, compuesto de dos o tres escuadrillas, y la Escuadra (aunque esta última designación se cambiaría después por el de Regimiento) que a su vez, incluiría en su seno habitualmente dos grupos. En 1952, la Ley de Reforma del Arma de Aviación cambiaría las designaciones de las unidades aéreas, pasando a ser las de Patrulla, Sección, Escuadrón, Grupo y Ala, que son las mismas que operan hoy día. Los Regimientos supervivientes, por entonces ya exangües a causa de las penurias de la postguerra y el aislamiento, pasaron a denominarse Grupos de Fuerzas Aéreas.

Polikarpov I-6 Mosca en servicio en el Ejército del Aire. Foto: Network54.com
Polikarpov I-6 Mosca en servicio en el Ejército del Aire.
Foto: Network54.com

Curiosamente, a pesar del gran número de unidades aéreas y al tamaño previsto para el Ejército del Aire –que iba a tener una fuerza de 5.000 aviones según los primeros grandiosos planes elaborados por el Ministerio del Aire-, nunca llegaron a crearse Grandes Unidades aéreas, que son las que componen los escalones orgánicos superiores a la escuadra. Sí durante la guerra civil, en la que dos Grandes Unidades llegaron efectivamente a organizarse, las llamadas 1ª y 2ª Brigada Aérea Hispana, aunque se disolvieron al terminar la guerra. No olvidemos que la Legión Cóndor alemana y la llamada Aviación Legionaria (italiana) eran también Grandes Unidades, pero independientes de las españolas, operando todas juntas bajo el mando unificado de la Jefatura del Aire del General Kindelán, que dependía directamente del Generalísimo Franco.

Heink el 111 Pedro de la Legión Condor
Heink el 111 Pedro de la Legión Condor

La considerable fuerza disponible se organizó finalmente en 8 grupos de caza -dos de ellos compusieron una escuadra de caza-, 14 de bombardeo -de los que 12 se agruparon por parejas en 6 escuadras – y 4 grupos de asalto -reunidos en 2 escuadras-. A éstos se sumaban otros 5 grupos, 6 escuadrillas y una patrulla.

La estructura de la enseñanza aeronáutica seguiría siendo a grandes rasgos la heredada de la guerra civil: las escuelas de vuelo elementales y de transformación formarían a los pilotos; la escuela de tripulantes haría lo mismo con el resto del personal de vuelo: los observadores, bombarderos y ametralladores. Otras escuelas más especializadas, como la de caza o la de vuelo sin visibilidad perfeccionarían las aptitudes de los mejores pilotos. Esta última también formaría navegantes aéreos.

¿Quiénes debían tripular aquellos aparatos?

Lo harían los componentes del Arma de Aviación, fuesen éstos profesionales, provisionales o de complemento, que estuvieron encuadrados en el servicio de Aviación durante la guerra. A estos últimos se unió una nueva convocatoria de 400 pilotos de complemento después de la guerra, llamada Premilitar, y también se convocó a los oficiales profesionales, provisionales y de complemento de Tierra y Armada que deseasen formar parte del nuevo Ejército, que sería el que los adiestraría como pilotos y observadores en las escuelas antes citadas.

Foto de Joaquín García Morato y su Fiat CR-32 “Chirri” de la "Escuadrilla Azul" que combatió en el frente ruso desde 1941 hasta 1944. El emblema hoy luce en el empenaje de cola de los Eurofighter del Ala 11 con base en Morón
Foto de Joaquín García Morato y su Fiat CR-32 “Chirri”. García Morato encontró la muerte el 4 de Abril de 1939 en Griñon, 3 días después de la finalización de la Guerra Civil Española

La Academia General del Aire no abriría sus puertas hasta 1945 y su primera Promoción no recibiría sus despachos hasta 1949. Así que, para salvar ese lapso temporal y permitir al tiempo la profesionalización de numerosos provisionales y de complemento, se creó la Academia del Arma de Aviación. Academias semejantes se fundaron para el resto de Armas y Cuerpos.

La primera promoción exigía a los alumnos la doble titulación de piloto y observador, así como, haber realizado servicios de guerra en el aire. Aun así fue tan numerosa, que hubo que dividirla en tres grupos. En sucesivas promociones se suavizaron un tanto estas condiciones de ingreso, no exigiendo ya el título de observador, que se conseguiría en la propia Academia, y permitiendo el ingreso a alumnos que, formando parte del servicio de Aviación durante la guerra, no pudieron llegar a combatir como personal de vuelo. Después se relajó el criterio aún más, abriéndose a los que ingresaron en el nuevo Ejército tras la guerra y hasta a los de la Premilitar. Las dos últimas promociones, 5ª y 6ª recogieron también a los que suspendieron o desaprovecharon convocatorias anteriores pero como “castigo” se escalafonaron tras la Primera y Segunda Promoción de la AGA.

Sale el Jefe del Aire; entra el Ministro del Aire

El General D. Alfredo Kindelán Duany, el mando de Aviación más experimentado y caracterizado que España tuvo nunca, quien había desempeñado con acierto el mando de la Aviación Militar entre 1926 y 1930, y que con la extraña denominación de Jefe del Aire dirigió con pericia y talento la aviación del bando nacional durante toda la guerra, al finalizar ésta fue devuelto al Ejército de Tierra donde alcanzaría el empleo de Teniente General. Así, quedó apartado para siempre del Ejército del Aire, por causa de desavenencias políticas con el Jefe del Estado que no viene al caso exponer en este artículo.

D. Alfredo Kindelán Duany. Foto tomada todavía siendo Coronel. Foto: www.realaeroclubdeespaña.org
D. Alfredo Kindelán Duany. Foto tomada todavía siendo Coronel.
Foto: www.realaeroclubdeespaña.org

Es de justicia recordar, empero, que dejó una impronta imborrable sobre el Ejército del Aire, en cuyo nacimiento contribuyó de forma decisiva. Recordemos que en 1911, el entonces Capitán de Ingenieros, especialista en Aerostación y piloto de globos formó parte de la primera promoción de pilotos (reservada exclusivamente para oficiales del Arma de Ingenieros, como sabemos) de la recién nacida aviación militar española, cuyos primeros aviones fueron adquiridos por él en Francia tras ser comisionado a París con ese propósito. Fue nombrado jefe de aeródromo del primer aeródromo militar español, Cuatro Vientos, cuna de la aviación militar española en cuyos terrenos recién adquiridos por el Ejército iba a dar comienzo el primer curso de pilotos, en el que el flamante jefe de aeródromo sería también alumno.

El primer Ministro del Aire fue un General procedente del Arma de Infantería sin ningún conocimiento ni formación específica de carácter aeronáutico, D. Juan Yagüe Blanco. Veteranísimo legionario ya desde la guerra de Marruecos, mandaba en Julio de 1936 como Teniente Coronel una de las dos Legiones de que se componía el Tercio (lo que hoy llamamos la Legión se denominó desde su creación en 1920 hasta 1937, Tercio de Extranjeros, o simplemente Tercio, y a partir de 1937 hasta la actualidad, pasó a denominarse la Legión. Y las dos Legiones en que se subdividía el Tercio durante la República, pasaron a su vez a llamarse Tercios desde 1937). A los mandos operativos que desempeñó durante la guerra civil, sumó el de Jefe de la Legión durante toda la duración de la contienda. Como Ministro del Aire, al crear las Tropas de Aviación lo hizo a imagen y semejanza de sus amadas unidades legionarias. Así, en el seno de cada una de las cinco Regiones Aéreas se asentó una Legión de Tropas de Aviación, cuya plantilla era idéntica a la de un Tercio de la Legión, muy similar a su vez a la de un Regimiento de Infantería. En las tres Zonas Aéreas hicieron lo propio sendas Banderas de Tropas de Aviación –idénticas a su vez a las Banderas de la Legión, unidades del tipo Batallón de Infantería-. Habría además una Bandera independiente de “parachutistas”.

D. Juan Yagüe Blanco Foto: guerracivildiadia.blogspot.com.es
D. Juan Yagüe Blanco
Foto: guerracivildiadia.blogspot.com.es

Paracaidistas del Ejército del Aire

Creemos de justicia añadir algo más sobre el paracaidismo del Ejército del Aire, el gran desconocido para sus homólogos del Ejército de Tierra, e incluso para sus compañeros no paracaidistas de Aviación. Además, por una feliz coincidencia, el día en que se escribe este artículo, 15 de Agosto, se cumple el 67º aniversario de la Escuela Militar de Paracaidismo.

Como ya sabemos, estaba prevista la creación de una Bandera independiente de “parachutistas” -el término “paracaidista” aparecería algún tiempo después-. La 1ª Bandera de la 1ª Legión no se hizo efectiva hasta el 18 de Marzo de 1946, con el designio de convertirse en paracaidista. Es en Enero de 1947 cuandocambiará su nombre por el de 1ª Bandera de Paracaidistas como unidad independiente a disposición del alto mando del Ejército del Aire, y con el tiempo volvería a cambiar su nombre por el de Primer Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire, que mantuvo hasta su disolución en 1965, con un distinguido historial entre cuyas páginas encontramos la guerra de Ifni-Sahara de 1957-1958, 13 caídos en acto de servicio –ninguno por accidente paracaidistay más de 60.000 lanzamientos.

El Capitán D. Ramón Salas Larrazábal, veterano de dos guerras combatió como voluntario en la guerra civil y fue el jefe de Tropas y del Escalón de Tierra en la primera Escuadrilla Azul en el frente ruso, cuyo jefe e Inspector era su hermano Ángel, as de la guerra civil con 17 victorias aéreas a las que añadiría 7 más en Rusia, y futuro Capitán General del Ejército del Aire. Tendrá que ser nombrado jefe de la Bandera, al no haber solicitado esa vacante ningún Comandante. Llegaría a ser General de Brigada (H) del Ejército del Aire y Académico de la Real Academia de la Historia.

La formación de los paracaidistas siempre fue una actividad privativa de la Aviación. En Noviembre de 1927 se organizó en el Servicio de Aviación Militar el primer curso de paracaidismo en el aeródromo de Cuatro Vientos. Antes y después de este curso se realizaron numerosas pruebas y demostraciones de diversos modelos de paracaídas. En dicho curso figuró como alumno el futuro caballero laureado Carlos de Haya y, como profesor, el Capitán de Artillería Méndez Parada, muerto en accidente aéreo el 7 de Marzo de 1930 y que da nombre a la Escuela de Paracaidismo del Ejército del Aire.

Méndez Parada a bordo de su avión Foto: Fondo fotográfico del Archivo Histórico del Ejército del Aire
Méndez Parada a bordo de su avión
Foto: Fondo fotográfico del Archivo Histórico del Ejército del Aire

Esta Escuela fue fundada y dirigida durante muchos años por el Capitán Salas, primer jefe, como hemos visto, de la Bandera de paracaidistas. Desde su creación el 15 de Agosto de 1947 hasta hoy ha formado a todos los paracaidistas de los tres Ejércitos. La Escuela y el 1º Escuadrón de Paracaidistas facilitarían a los “paracas” de Tierra todo el saber, doctrina, procedimientos, material… ¡el Escuadrón llegaría a prestar sus propios paracaídas, ¡lo más sagrado que un paracaidista puede prestar!

El primer curso ha de iniciarse con toda la Bandera ¡y los propios profesores de la escuela! como alumnos, ya que sólo dos de los instructores habían podido terminar el curso en Argentina, que incluía ocho saltos; el tercer convocado a este curso, el propio Capitán Salas, había sido llamado de vuelta a España por lo que no pudo terminarlo. Y por si todo esto fuera poco, sólo se disponía de diez paracaídas que, para colmo, eran defectuosos y por ello habían sido dados de baja, de acuerdo con la inspección realizada por el INTA –Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica-. Numerosas señales rojas señalaban los múltiples problemas que aquel organismo había encontrado. Pronto quedarán reducidos a nueve; uno de ellos estaba tan terriblemente mal que hubo que darlo de baja por segunda y última vez. Los dos aviones, ambos trimotores, destinados a la escuela, un Savoia 81 y un Junkers 52, estaban también en un estado deplorable, hasta el punto de que hubo que prohibir los vuelos de adaptación y entrenamiento para reservar el máximo de su casi agotado potencial de horas de vuelo. El 23 de Enero de 1948, 12 alumnos saltarán por primera vez, con 9 paracaidistas como máximo en cada vuelo, por razones obvias; Salas fue el jefe de salto de la primera patrulla lanzada y saltó en noveno lugar. Y por fin, el 10 de Abril de 1948, tras terminar el curso y, gracias a la protección de la Virgen de Loreto, sin ningún accidente fatal, 165 hombres de 167 –uno no se graduó porque se echó atrás y el otro no pudo hacerlo porque terminaba su compromiso con el ejército, pero a pesar de todo saltó con sus compañeros- reciben su diploma de Cazador Paracaidista.

El General de División D. Mariano Gómez Muñoz (q.e.p.d.), recientemente desaparecido tras más de noventa años de fecunda vida dedicada al servicio de España, muy querido por todos los que sirvieron a sus órdenes y cariñosamente conocido entre sus “paracas” y subordinados como “D. Mariano”, había ascendido a Comandante el 5 de Mayo, mientras cursaba el segundo curso de paracaidismo, del 20 de Abril al 31 de Julio y había realizado su primer salto el 12 de Junio. Tras terminar el curso es destinado a la Bandera como jefe, puesto que mantendrá hasta la disolución del Escuadrón en 1965, ya como Teniente Coronel. Culminaba así D. Mariano su sueño, que le había llevado a ingresar en el Ejército del Aire procedente del de Tierra para ser paracaidista. Sueño también de otros jefes y oficiales de Tropas de Aviación, en el que habían perseverado sin desmayo a pesar de las desilusiones y la desesperación ante los retrasos de años y años en la creación de las fuerzas paracaidistas, pero que a algunos, resignados o sencillamente hartos, les llevaron a renunciar a ese sueño, arrojar la toalla y volver al Ejército de Tierra.

foto: Ejercito del Aire
foto: Ejercito del Aire

Cinco unidades paracaidistas del Ejército del Aire mantienen vivo hoy el espíritu de sus antecesores. Son tres Escuadrones, el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas, EZAPAC de operaciones especiales, y dos Escuadrones de Apoyo al Despliegue Aéreo, EADA y SEADA. Además de la Escuadrilla de Honores del E.A. y una Patrulla, la Patrulla Acrobática Paracaidista del E.A., PAPEA. Esta pequeña unidad desciende de la Sección de Pruebas y Exhibiciones que se desgajó de la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas, hoy Escuadrón, para convertirse en unidad independiente. No se ocupan sólo de sus impresionantes exhibiciones nacionales e internacionales; las pruebas e informes sobre paracaídas y material paracaidista forman también parte de sus cometidos, y son muy posiblemente los mejores y más experimentados paracaidistas de todas las Fuerzas Armadas.

Foto de la PAPEA. Jesús Benitez
Foto de la PAPEA. Jesús Benitez

Y aquí damos fin a este breve trabajo. Que estas rápidas pinceladas valgan para perfilar los arduos comienzos que dieron paso a la espléndida realidad de nuestro Ejército del Aire actual.

IN MEMORIAM
Dedicado a todos los miembros del Ejército del Aire caídos en acto de servicio.
En el 75º aniversario del Ejército del Aire que celebramos este año, deseo ofrendar estas líneas como homenaje a todos los que han vestido desde su creación el uniforme gris aviación, con toda mi admiración y agradecimiento. Entre ellos debo destacar a un Capitán del Arma de Aviación, Escala de Tropas y Servicios, D. Manuel Fernández Martínez (q.e.p.d), mi padre, que lo llevó con orgullo durante 38 años. De él aprendí desde pequeño a conocer y amar a España y al Ejército. Con los años, también yo tuve el honor de vestir el uniforme del Ejército del Aire y desde entonces, de acuerdo con su Himno actual:
A España / ofrecida / tengo muerte y vida…
Y como nos ordena su primer Himno:
En marcha / aviadores / ya rugen los motores…

Acerca de Silvio Fernández Panadero

Silvio Fernández Panadero
Silvio Fernández Panadero fue soldado voluntario del Ejército del Aire. En la actualidad es Teniente (RV) del Ejército de Tierra en el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey Nº 1, Piloto PPL (A) y estudioso de la historia militar.