Por: Luis Martín-Crespo
Repaso de la evolución de Iberia a través de sus uniformes
Fue a finales del año 1927 cuando se funda la Compañía de Transporte Aéreo IBERIA con la participación de Lufthansa, gracias al empresario español Horacio Echevarrieta. Para entonces ya se habían realizado grandes gestas de la aviación española y ya se habían abierto distintos aeropuertos en nuestra geografía, como por ejemplo en 1919 el de Málaga y un año antes, el del Prat de Llobregat en Barcelona. Militarmente hablando, también se habían puesto en marcha otros muchos aeródromos en nuestra geografía.
En el mes de diciembre de 1927, Iberia ya volaba un Rohrbanch R-VIII Roland cubriendo la ruta Barcelona-Madrid con una capacidad de 6 pasajeros, que posteriormente, aumentó a 10 pasajeros cuando al la aerolínea incorporó otros tres aviones del mismo modelo.
Durante la Guerra Civil Española en el año 1937, Iberia sufriría un parón en sus vuelos principalmente debido a la poca disponibilidad de combustible que había por entonces, aunque en agosto de ese mismo año, consigue volver a operar con aviones Junkers JU-52 alemanes y con tripulaciones también alemanas, convirtiéndose así en la línea aérea del Bando Nacional con sede en Salamanca.
El salto y las primeras azafatas
En 1946, la compañía decide cruzar el charco por primera vez iniciando los vuelos hacia América del Sur, concretamente a la ciudad de Buenos Aires realizando escalas en varias ciudades como Río de Janeiro. Para entonces se propone que ya que el vuelo era largo, los pasajeros debían tener asistencia durante el vuelo, y con ello surgen las primeras azafatas en Iberia, un concepto nuevo de tripulante que, desde que las compañías Boeing Air Transport y United Airlines contrataran en 1930 a enfermeras para sus vuelos, se convertiría en una pieza fundamental en todas las compañías del mundo.
En aquellos vuelos las ya azafatas de vuelo, o aeromozas como se les conocía, debían ser reconocibles entre los miembros de la tripulación del avión, por lo que se decidió que un uniforme de estilo militar, confeccionado con tela de paracaídas, blanco en verano y azulón en invierno, sería adecuado. Todo ello se complementaba con un gorrito también de estilo militar a juego.
Ana Marsans, María Encarnación Ruiz de Gámiz, María Josefa Ugarte, o Pilar Macías, fueron las primeras azafatas de la compañía que iniciaron estos vuelos a Buenos Aires.
Nuevas rutas, nuevos aviones a reacción y nuevos uniformes
Desde muy pronto Iberia destacó por su expansión internacional orientada principalmente a América del Sur. En Septiembre de 1946 se convirtío en la primera aerolínea del mundo en volar entre Europa y Latinoamérica con un vuelo Madrid-Buenos Aires. En Junio de 1954, Iberia recibe su primer Lockheed Super Constellation, y abre la primera ruta desde Madrid a New York en el mes de Agosto con escala técnica en Azores. Los primeros tres aviones recibieron los nombres de las carabelas de Colón: Pinta, Niña y Santa María.
Para entonces ya se estaba planteando cambiar la uniformidad de las azafatas, pero no fue hasta 1962 cuando se le encarga al modisto valenciano Pedro Rodríguez este cometido. Rodríguez era ya conocido por sus diseños de alta costura de inspiración mediterránea, los cuales eran incluso llevados por estrellas de Hollywood como Ava Gardner.
Este cambio de uniforme, coincide con la llegada a la compañía del ya reactor SE 210 Caravelle VI-R, que llega para cubrir rutas de larga distancia en destinos europeos. Consistió en alejarse del estilo «uniforme militar» para modernizase bastante pasando a tener una línea muy funcional en forma de traje de chaqueta. Igualmente, el gorrito anterior pasa a tener forma de casco muy favorecedor, y se escoge otro tono de azul como color básico del uniforme.
Además de este cambio de estilo, Pedro Rodríguez incluyó al uniforme un abrigo de tela ligera que incorporaba un forro que se adecuaba a todos los climas gracias a un mecanismo de “quita y pon”.
Años 70, decáda de grandes cambios socioculturales y de fuerte expansión para Iberia
En la década de los 70, la línea aérea experimentó su mayor crecimiento al triplicar el número de pasajeros transportados desde los 5 millones en 1971 a los 15 millones en 1980. La expansión del turismo impulsó su crecimiento, pero también contribuyó a un aumento de la competencia con los vuelos chárter. El escenario estaba cambiando.
La transición política hacia el sistema democrático hizó convercer a los nuevos responsables del INI (holding de empresas públicas llamado Instituto Nacional de Industria) de que eran necesario desarrollar una nueva identidad corporativa en la aerolínea para impulsar la nueva imagen de España en los mercados mundiales que no paraban de crecer.
Ya hacia el año 1968, en la aerolínea de bandera española se empezó a gestar esa necesidad de cambio de identidad corporativa. Y así, ese mismo año Iberia decide realizar una nueva uniformidad para sus azafatas.
El artícife en esta ocasión es el icónico diseñador español, Manuel Pertegaz. Pertegaz revolucionó por completo la imagen de las azafatas de Iberia, y creó un innovador modelo que utilizaba como color el burdeos ( o “rosa leal” como prefería llamarlo él ), haciendo que cada azafata pasara por su taller para que fuese totalmente a medida de cada una, y logrando de esta manera que fuese muy cómodo para trabajar.
El uniforme, con un toque “british”, consistía en un conjunto de chaqueta de manga larga abierta y únicamente cerrada en la parte superior, con una falda recta y blusa blanca abotonada. Todo ello, complementado con un gorro, botas altas de color azul y una capa sin mangas con una pequeña capucha apenas visible.
Este uniforme fue de los más breves en la compañía, ya que sólo fue utilizado durante cuatro años, pero dejó su impronta en todo el mundo ya que ha sido uno de los que más ha gustado dentro y fuera de la aerolínea.
Mientras tanto, en el año 1970 Iberia recibe su primer Boeing 747, marcando una nueva época en la compañía.
En 1972, otro modisto español, el cordobés Elio Berhanyer, recibe el encargo de cambiar nuevamente los uniformes de las azafatas. Las pautas que le dieron para los nuevos diseños, básicamente se resumen en que los uniformes debían encajar en cualquier país y en cualquier estación y época del año, además de ser más tradicionales y duraderos en el tiempo.
Para ello, Berhanyer se enfrentó al encargo cambiando de principio el color, volviendo nuevamente al azul, y después cambió la capa anterior por un abrigo ya que decía que de esa manera las tripulantes de cabina irían más cómodas.
Además de eso, añadió una gran cantidad de complementos, tales como un bolso, guantes, un foulard, zapatos y botonería, consiguiendo lo que buscaba la compañía, modernidad, funcionalidad y estética.
En ese mismo año de 1972, España asistía atónita al peor accidente de aviación civil de su historia (hasta el momento) cuando un avión SE 210 Caravelle que realizaba el vuelo 602 entre Valencia e Ibiza chocó con un monte cuando iniciaba su aproximación al aeropuerto de destino, falleciendo 104 ocupantes entre tripulación y viajeros.
Si el anterior cambio de uniformidad sucedió a los cuatro años pasando del burdeos al azul, en esta ocasión Iberia esperó hasta 5 años, para renovar de nuevo sus uniformes.
Fue en 1977 cuando la compañía buscaba darle otro nuevo aire a sus uniformes, un toque clásico pero moderno y por supuesto, elegante, y de nuevo pensaron en Berhanyer. En esta ocasión, se eligió un color beis tostado para el nuevo uniforme de vuelo dejando el color azul para el personal de tierra y sin olvidarse de realizar algunos cambios imprescindibles también en este uniforme, como fueron un impermeable y unas botas para el servicio exterior en pistas.
Para la presentación de este nuevo uniforme, Iberia optó por darle espectacularidad, y por ello se utilizó uno de los hangares de la compañía y un Boeing 727 para realizar este acto en el que se hizo un repaso igualmente de los uniformes desde el comienzo de la compañía así como la presentación de la nueva identidad de marca de la compañía.
En este nuevo uniforme, Bernhayer optó por dotar al nuevo uniforme con una gran variedad de complementos que pudieran ser usados por las tripulantes en función de la ruta a realizar, de la estación del año en que se volase, etc.
Desgraciadamente, el año 1977 ha pasado a la historia de la aviación no por el cambio de uniformes o de identidad de la compañía, sino porque en marzo de ese año se produjo el mayor accidente de aviación en nuestro territorio, nos referimos al accidente del Aeropuerto de Los Rodéos, en Tenerife.
https://www.youtube.com/watch?v=zKfImxA6ErM