Elecnor Deimos une sus fuerzas a Thales Alenia Space para ir a la caza de un cometa

Por: Juan Pons.

26-05-2021

La empresa española asume el diseño completo de una de las dos sondas de exploración de la misión Comet Interceptor de la ESA,

Elecnor Deimos
El desarrollo de la sonda de exploración B1 corre a cargo de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), mientras que la B2 está en fase de competición entre dos consorcios liderados OHB Italia y Thales Alenia Space del Reino Unido, en cuyo equipo está Elecnor Deimos (crédito: TAS)

La compañía tecnológica española Elecnor Deimos forma parte de uno de los dos equipos multinacionales que compiten por el desarrollo y fabricación de la astronave Comet Interceptor, una misión pionera de la Agencia Espacial Europea (ESA) que va a la caza y captura de un cometa que ni siquiera ha sido todavía descubierto.

Se trata de un importante proyecto europeo con participación japonesa que se encuentra en sus etapas iniciales, y por cuyo contrato final compiten dos consorcios industriales. Uno está liderado por la filial británica de Thales Alenia Space ‒del que forma parte la compañía española‒, mientras que el otro está capitaneado por OHB Italia.

A grandes rasgos, la misión está conformada por una astronave que tiene el papel de nodriza, de pequeñas dimensiones y un peso al despegue del orden de los 900 kilos. Junto a ella deben viajar dos diminutas y muy sofisticadas sondas de exploración, que serán las responsables de alcanzar y sobrevolar un cometa y su col. Ninguna de las dos sondas ha sido todavía bautizada y se conocen como B1 y B2.

Mientras que el desarrollo y construcción de la B1 corre a cargo de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), la B2 queda bajo responsabilidad de la ESA, que ha puesto a competir a los equipos que encabezan OHB Italia y Thales Alenia Space del Reino Unido. Ambos trabajan de modo paralelo en el diseño detallado de toda la misión, cuyas conclusiones serán elevadas a la Agencia en el verano de 2022, que dará a conocer el grupo ganador a finales del citado año.

Precisamente la responsabilidad de Elecnor Deimos en el equipo de Thales Alenia Space consiste en asumir el diseño completo y detallado de la sonda espacial B2, “un auténtico espaldarazo para la compañía”, explica a HISPAVIACIÓN la directora de Sistemas Satelitales de la empresa, Inmaculada Serrano, que ha batallado a brazo partido por el proyecto.

Elecnor Deimos
Comet Interceptor va a la caza de un cometa todavía desconocido de los llamados “pristinos”. Son los que se internan por primera vez en nuestro Sistema Solar interior desde lugares muy remotos del Universo (crédito: Jerry Lodriguss)

Un diminuto desafío tecnológico

A partir de ahora, ella y su equipo multidisciplinar se enfrentan al reto de concretar los requisitos mecánicos, eléctricos, térmicos y de comunicación de una diminuta sonda científica, trabajos que se realizarán en las instalaciones de la compañía en Puertollano, importante localidad de la provincia de Ciudad Real.

Con un peso comprendido entre los 35 y 40 kilos incluidos los instrumentos que debe llevar a bordo, “su diseño será exclusivo. Contará con un escudo protector, para evitar que sufra daños por fragmentos o emanaciones de plasma de la cola del cometa”. Pero no terminan ahí los desafíos.

Una vez soltada por la nave nodriza para que navegue en solitario hasta las cercanías encuentro del astro luminoso que debe sobrevolar, B2 debe mantenerse estabilizada “por rotación sobre su propio eje, lo que hace mucho más complicado su diseño”, subraya Inmaculada Serrano. La aportación de Elecnor Deimos es de gran valor para Thales Alenia Space del Reino Unido, cuyo director ejecutivo, Andrew Stanniland, ha manifestado su “interés por iniciar y mantener una estrecha relación de trabajo con Elecnor Deimos”.

La misión euro-japonesa será puesta en órbita en 2028 junto a la misión ARIEL, un observatorio espacial que debe analizar las atmosferas de los planetas extrasolares. Ambos volarán a sus respectivos destinos a bordo del nuevo lanzador europeo Ariane 6, que todavía no ha efectuado su vuelo inaugural y cuya puesta a punto puede retrasar ambas misiones.

Comet Interceptor navegará por el espacio hasta alcanzar el llamado punto L2 de Lagrange, un lugar idóneo para observar el universo profundo. Situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, es un punto de equilibrio entre los campos gravitacionales del Sol y la Tierra. Allí permanecerá en alerta hasta que un desconocido cometa haga por primera vez su entrada en el Sistema Solar y los científicos de la misión consideren que es el objetivo óptimo.

Un equipo multidisciplinar de Elecnor Deimos se enfrenta ahora al reto de diseñar y concretar los requisitos mecánicos, eléctricos, térmicos y de comunicación de la sonda B2. En la imagen, Rosetta y su sonda de superficie Philae (crédito: ESA)

La aventura comenzará a 3.000 kilómetros

Será entonces cuando los técnicos de la ESA activen el sistema de propulsión de la nave nodriza, para que describa una trayectoria de aproximación al recién llegado misterioso intruso. “Comet Interceptor se detendrá a unos 3.000 kilómetros de su objetivo y será entonces cuando se desprenda de sus sondas de exploración B1 y B2”, explica Inmaculada Serrano.

Equipadas con instrumentos científicos que se complementan entre sí, la sonda europea y la japonesa navegarán a su encuentro y la sobrevolarán en repetidas ocasiones para adquirir diferentes perspectivas del núcleo del cometa y tomarán muestras de su entorno de gas, polvo y plasma. Captarán imágenes y escanearán en 3D todo el cometa y lo que puedan de su cola “desde una distancia lo más cercana”, en un intento por descifrar su naturaleza dinámica.

A bordo de la sonda B2 viajará un instrumento para estudiar el polvo y el campo magnético, una cámara multicromatica para determinar su estructura tridimensional y otra monocromática para cartografiar la parte enfocada del cometa. “El tiempo de vida de B2 está estimada en unos 5 días terrestres, como máximo”, concluye Inmaculada Serrano.

Esquema general de los países que integran los dos consorcios que se reparten las responsabilidades para hacer realidad la astronave Comet Interceptor (crédito: ESA)

El tipo de cuerpos interestelares que se internan por primera vez en nuestro Sistema Solar interior procedentes de lugares muy remotos del Universo se denominan “pristinos”. Son totalmente desconocidos por la comunidad científica, a diferencia de los que ya han pasado en otras ocasiones por las cercanías del Sol, como es el caso del famoso cometa 1P/Halley o del 67P/Churyumov-Gerasimenko, este último descubierto en 1969. El primero estudiado en los años 80 por la sonda Giotto y el segundo a mediados de la pasada década por Rosetta, ambas sondas de la Agencia europea.

Comet Interceptor es una misión tipo F de la ESA. Primera letra de la palabra inglesa “fast” ‒rápido, en español‒, están concebidas para afrontar oportunidades que supongan un tiempo de desarrollo y construcción no superior a los 8 años. Además, deben ser plataformas de un peso inferior a 1 tonelada y tener un coste bajo, cifrado en el  entorno de los 150 millones de euros, sin contar el precio del lanzamiento.

Acerca de Juan Pons

Juan Pons
Coronel del Ejército de Tierra (R), está especializado en asuntos espaciales, aeronáuticos y de defensa. Ha sido coronel director de la Escuela Militar de Ciencias de la Educación del ministerio de Defensa, Jefe de la Unidad de Repatriación de las fuerzas del Ejército de Tierra desplegadas en Mostar (Bosnia-Herzegovina) y profesor titular de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Academia General Militar de Zaragoza.

Diplomado en Relaciones Internacionales por la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, es miembro de la Asociación Atlántica Española, la Asociación de Periodistas de Defensa, la Asociación Española de Derecho Aeronáutico y Espacial y de la Asociación de Diplomados Españoles en Seguridad y Defensa.