Por: Guillermo Alcántara
El pasado 27 de julio del 2023 se celebró el 70 aniversario del armisticio de la Guerra de Corea (1950 – 1953) en la que Luxemburgo envió un contingente, encuadrado en el Cuerpo de Voluntarios Belgas, y aunque España no participó activamente su Museo del Aire y del Espacio sí que tiene aparatos – tanto de ala fija como rotatoria – que sirvieron en ese conflicto aunque a veces en su versión civil, o en diferentes variantes, o fabricados bajo licencia o bien nuevos aparatos derivados de otro modelo que guardan numerosas similitudes.
El presente artículo que publicamos en sucesivos capítulos, trata tanto de ese contingente luxemburgués, como ejemplo de las tropas terrestres, así como de los aviones y helicópteros utilizados en ese episodio bélico, y que apoyarían en la guerra a dicho contingente, y hoy expuestos en el Museo de Cuatro Vientos.
LA GUERRA DE COREA
Tras la Segunda Guerra Mundial la península de Corea, cruelmente ocupada por el Japón imperial desde 1910, quedó dividida a lo largo del paralelo 38º entre Corea del Norte (apoyada por la URSS) y Corea del Sur (apoyada por los Estados Unidos). Ambos gobiernos, tanto en Pyongyang como en Seúl, se consideraban como el único legítimo y buscaban reunificar el país bajo su dirección. Tras la victoria de Mao en la guerra civil China a finales de 1949 el gobierno de Corea del Norte, con el beneplácito y apoyo militar de la URSS de Stalin, decidió atacar Corea del Sur.
El 25 de junio de 1950 el ejército de Corea del Norte (no sólo el más motivado sino también el más numeroso en tropas y, al disponer de carros de combate, el mejor equipado de ambos en la dividida península) atravesó el paralelo 38º e invadió Corea del Sur, dando inicio a una dura guerra que duraría hasta el 27 de julio de 1953, fecha en la que se firmó un armisticio que significó el final de los combates. Al no haberse firmado un tratado de paz técnicamente ambos países siguen todavía en estado de guerra.
El 25 de junio de 1950 las Naciones Unidas condenaron el ataque y el 27 de junio, con la resolución nº83, recomendó a sus miembros ayudar militarmente a Corea del Sur. Respondiendo a ese llamamiento un total de 16 estados aportaron tropas de combate: Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Países Bajos, Canadá, Francia, Nueva Zelanda, Filipinas, Turquía, Tailandia, Sudáfrica, Grecia, Bélgica, Luxemburgo, Etiopía y Colombia. Los Estados Unidos fue el país que más aportó a esta fuera multinacional, con un 70% de los efectivos terrestres, marítimos y aéreos.
Por su parte, Corea del Norte recibió el apoyo de la URSS (en suministros militares y personal técnico) y sobre todo de la China de Mao, que intervino con tropas terrestres cuando las fuerzas de la ONU alcanzaron el río Yalu, frontera natural con China, tras atravesar el paralelo 38º en persecución del derrotado ejército de Corea del Norte.
Las fuerzas militares regulares chinas que combatieron en la guerra de Corea fueron “camufladas”, para evitar que la intervención fuese oficial y así evitar el riesgo de una guerra con los Estados Unidos, como “Ejército Popular de Voluntarios”. El hijo mayor de Mao – con su segunda esposa – era oficial en ese “Ejército Popular de Voluntarios” y falleció en un ataque aéreo de las Naciones Unidas en noviembre de 1950. La Península de Corea, aunque tiene llanuras en el Sur y el Oeste también tiene elevadas montañas en Este y el Norte, dónde se desarrollaron numerosos combates cómo observaremos en las fotos del destacamento luxemburgués. Esta característica geográfica hace que la Península coreana en realidad no sea un buen terreno para la guerra acorazada, pero que el helicóptero – en su primera guerra de forma realmente operativo – en cambio sí que tuviera un papel destacado.
Como curiosidad añadiré que una de las fotos más icónicas de este conflicto tiene una estrecha relación con España, pues en la fase desembarco de la batalla de Inchón (15 de septiembre de 1950) se ve como un teniente del Cuerpo de Marines a la cabeza de su unidad, escala un dique en el sector Red Beach (Playa Roja). Este joven oficial de sólo veinticinco años – que se había presentado voluntario para el conflicto de Corea – falleció minutos más tarde en combate, en una acción que le haría merecedor a título póstumo de la Medalla de Honor, la más distinguida decoración militar de los Estados Unidos. El oficial en cuestión era el teniente Baldomero López, cuyos padres habían emigrado desde Asturias, y está enterrado en el Centro Asturiano Memorial Park Cemetery, Tampa, Florida.
El teniente Primero Baldomero López, USMC, lidera la 3era Sección, Compañía A, 1er Batallón, 5º de Infantería de Marina sobre el malecón en el lado norte de Red Beach, cuando la segunda ola de asalto desembarca, el 15 de septiembre de 1950, durante la invasión de Inchon. Las escaleras de madera se utilizaron para facilitar el desembarco desde el LCVP (Landing Craft, Vehicle, Personnel) que llevó a estos hombres a la orilla. El Tte. López murió en acción en pocos minutos, mientras asaltaba un búnker norcoreano. Obsérvese la carabina M-1 del Tte. López, los fusiles M-1 de los otros Marines y detalles del equipo de campaña de los Marines. Foto número NH 96876.
Citación oficial de la Medalla de Honor de López:
Rango y organización: Primer Teniente, Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU. Compañía A, 1er Batallón, 5º de Infantería de Marina, 1ª División de Infantería de Marina (Reforzada). Lugar y fecha: Invasión de Inchon en Corea, 15 de septiembre de 1950. Entró en servicio en: Tampa, Fla. Nacimiento: 23 de agosto de 1925, Tampa, Fla.
Por su gallardía e intrepidez conspicua con riesgo de su vida por encima de todo y más allá de la llamada del deber como comandante de sección de la Compañía A, en acción contra las fuerzas agresoras enemigas. Con su sección el Tte. López atacó inmediatamente tras desembarcar las defensas enemigas de la playa. Exponiéndose al fuego hostil, avanzó junto a un búnker y se preparó para lanzar una granada de mano en el próximo fortín, cuyo fuego estaba inmovilizando ese sector de la playa. Bajo el fuego de un arma automática enemiga y alcanzado en el hombro y el pecho derecho mientras levantaba el brazo para lanzar, cayó hacia atrás y dejó caer el letal proyectil.
Tras un momento se giró y arrastró su cuerpo hacia adelante en un esfuerzo por recuperar la granada y lanzarla. En estado crítico por el dolor y la pérdida de sangre, e incapaz de agarrar la granada de mano lo suficientemente fuerte como para lanzarla, eligió sacrificarse en lugar de poner en peligro las vidas de sus hombres y, con un movimiento de su brazo derecho herido, acunó la granada bajo su cuerpo y absorbió todo el impacto de la explosión. Su excepcional coraje, fortaleza y devoción al deber reflejan el más alto mérito sobre el Tte. López y el Servicio Naval de los EE.UU. Valientemente dio su vida por su país. [Fuente: http://www.history.army.mil/html/moh/koreanwar.html ]
- El siguiente capítulo tratará de «El contingente luxemburgués de las naciones unidas.«