La incorporación de los helicópteros en la lucha contra incendios forestales

Por: Juan Rozalen

España es un país de clima mediterráneo, y por lo tanto, los incendios forestales nos afectan, desde hace décadas, de forma directa, y muchas veces virulenta. Esta influencia ha producido una merma considerable en la masa forestal de nuestro país, aunque el abandono de las tierras de explotación rural, ha compensado notablemente esta disminución. Los incendios forestales nos acompañan desde hace siglos, pero la expansión de urbanizaciones y viviendas en nuestros bosques, así como, el aumento de la influencia de las personas, contribuyen a la proliferación de los mismos, con el aumento del riesgo en pérdida de bienes y de vidas, que ello supone.  Por lo tanto, los incendios son un tema de vital importancia, lo que nos obliga a poner todos los medios, a nuestro alcance, para extinguirlos en el menor tiempo posible y evitar su propagación.

Los aviones se incorporan, en la extinción de incendios forestales, a mediados de los años 60, pero es en 1970, cuando llegan a España las primeras unidades, contando, así, con la aportación de agua, desde el aire, para extinguir los incendios en lugares de difícil acceso para las unidades terrestres.

incendios forestales

No es hasta primeros de los 80, cuando aparecen los primeros helicópteros que intervienen en la lucha contra incendios forestales, al principio como herramienta de observación y control, el helicóptero aporta una nueva perspectiva al personal responsable de la extinción hasta entonces desconocida, al ser capaces de ver y dimensionar el incendio desde el aire, y así, poder  actuar sobre la progresión del mismo. Pocos años después, a mediados de los 80, aparecen los primeros helicópteros de lanzamiento de agua mediante el llamado bambi  bucket (cubo suspendido) o depósito ventral. Este acontecimiento, aporta un cambio sustancial en la operación de los incendios forestales.

Los responsables de la gestión del incendio, tienen que ser capaces de coordinar eficazmente unos medios hasta entonces desconocidos, ya que la extinción desde aviones, había sido de poca envergadura, comparado con lo que se les venía encima, y esto, nos traería unos años de descontrol y diferentes formas de operar dependiendo de la comunidad donde se utilizaran. Hay que tener en cuenta que en este tiempo, Las Comunidades Autónomas se estaban haciendo cargo de las competencias en esta materia.

Está claro, que la incorporación de medios aéreos, en general, y de helicópteros, en particular, revolucionaria los métodos de extinción de incendios forestales existentes, hasta entonces apagados por tierra. Por un lado, nos aporta una visión del incendio desde el aire en tiempo real, que ayuda, de una manera brutal, a gestionar mejor el incendio a los técnicos responsables. Y por otro lado, se cuenta con más medios aéreos para la extinción, medios tan complementarios como aviones y helicópteros.

En la década de los 90, tenemos muchos medios aéreos, pero ahora, tenemos que aprender a desarrollar las operaciones para emplearlos eficazmente. El primer problema es la falta de normativa al respecto,  existe una Circular Operativa de Aviación Civil, que describe los diferentes tipos de Trabajos Aéreos, pero nada de incendios forestales. Unos años después, se añade a esta circular, un punto que incluye el epígrafe de Incendios Forestales, pero no hay desarrollo de las operaciones del mismo.

Por lo tanto, afrontamos este reto sin normativa, siendo capaces de montar, a mediados de esta década, la mayor operación aérea de helicópteros, en incendios forestales, de Europa.

Demostrada la gran ayuda que suponen los helicópteros en incendios, su incorporación, a los mismos, en nuestro territorio, se produce de forma exponencial.

heli incendios forestales

Durante estos primeros años, nos vemos superados por una operación de carácter puramente temporal, tres meses, de media, es la duración de una campaña de incendios, y debido a la falta de medios, en España, para cubrir la demanda, nos vemos obligados a buscar helicópteros en cualquier lugar del mundo. Presionados además,  por las condiciones de riesgo de incendios durante aquellos años, todos recordamos los grandes incendios de entonces, de cuarenta y cincuenta mil hectáreas; aquello de que el fin justifica los medios, seguramente no debería haberse aplicado de una manera tan atropellada, en medios aéreos. Pero, el caso es que  aparecen helicópteros, de dudosa procedencia y aeronavegabilidad, y los mismos son traídos para ser utilizados en la extinción de incendios forestales. Los accidentes que sufrimos en esa época, oscurecieron el trabajo de tanta gente, que había luchado y trabajado, para que esta operación se reconociera como eficaz, efectiva y segura, así como el dolor producido por la pérdida de amigos y compañeros y por sus familias destrozadas.

Esto nos enseño a todos, pilotos, operadores y administración, que teníamos que esforzarnos mucho más, sobre todo en la seguridad, y que la normativa tenía que publicarse y desarrollarse lo antes posible.

Aparece, en 1995, la Circular Operativa 16B, que establece los tiempos de descanso de las tripulaciones, hasta entonces los descansos no existían, pero esta C.O. estaba enfocada a los pilotos de avión de transporte de pasajeros, por lo que nos quedamos igual.

Las bases que utilizábamos en esta época, tampoco estaban sujetas a ninguna regulación, por lo que era habitual, tener como helipuerto una era, o superficie similar, y unos módulos provisionales para la tripulación.

Pero avanzamos con esfuerzo, convencidos y convenciendo, de que la utilización de helicópteros en la Lucha contra Incendios, era positiva y muy eficaz.

Llega el nuevo milenio.- Por fin en 2001, Aviación Civil publica el anexo 1 a la C.O. 16B y ahora, sí se contemplan los periodos de actividad y descanso de las tripulaciones en incendios, ya tenemos derecho a descansar, como todo ser humano, y estamos amparados por un documento que,  cuando exigimos que se nos aplique, nos miran un poco de reojo, y es que habíamos acostumbrado tan mal a clientes y operadores, que no sentó muy bien, por ejemplo, que quisiéramos descansar cuarenta minutos, tras dos horas de vuelo.

Durante esta década, se producirá un gran paso en la mejora de medios, incorporándose helicópteros modernos con sistemas de lanzamiento de agua de última generación. Aparecen los bambis con bomba de aspiración y mezcla de espuma, y los helicópteros con depósito, son más rápidos y maniobrables. También se incorporan los Kamov, capaces de lanzar 5000 litros de agua.

kamov incendios forestales

Y se da un gran salto hacia adelante en la normativa.

Se publica la Resolución de 5 de julio de 2002, de la Dirección General de Aviación Civil, por la que se establecen procedimientos operativos específicos para operaciones de trabajos aéreos y agroforestales. Se requiere a los operadores para que en el plazo de tres meses, presenten las propuestas de modificación del Manual de Operaciones, que sean requeridas por los procedimientos que se establecen en el anexo 2. Y aparece la habilitación de piloto agroforestal en incendios.

También empieza a aparecer la figura del coordinador aéreo, está claro que la acumulación de medios aéreos en un incendio, requiere de una coordinación precisa y eficiente, para que el desarrollo de las operaciones sea seguro y eficaz. Trabajamos en un entorno hostil, humo, viento, alta temperatura, cables eléctricos y una orografía normalmente abrupta, quiero decir con esto, que la concentración del piloto durante el vuelo, es total, por lo que la ayuda de una buena coordinación desde otro medio aéreo, es muy positiva.

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Se empieza a ver la necesidad de operar con dos pilotos, precisamente para repartir las tareas en cabina, y descargar el estrés del piloto, pero esta operación es complicada y lenta de poner en marcha, sobre todo, por el cambio de normativa que requiere para su buen funcionamiento. De momento, la figura del operador de vuelo, sobre todo, si este es piloto habilitado, nos sirvió para paliar esta necesidad hasta que llegara la norma que lo incluyera, pero desde el punto de vista de la seguridad, tener un operador sentado en el puesto del copiloto, nos ayuda notablemente en la visión del costado izquierdo, tanto en las maniobras de carga de agua en las balsas, como en la entrada al incendio para el lanzamiento. Hay que tener en cuenta, que en helicópteros del tipo médico, en el momento de entrar a cargar agua en una balsa con el morro alto, el piloto tiene muy poca visibilidad por ese lado.

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Pensad en la fatiga que supone operar en el entorno antes descrito, con acumulación de medios aéreos, sobre todo en la entrada a las balsas, de las que se despega al máximo de potencia, y que un día de un gran incendio, un piloto puede realizar esta maniobra de despegue a máxima potencia y entrada al incendio para descarga, más de ciento cincuenta veces. Dejo esta reflexión, como argumento para valorar le operación en incendios con dos pilotos.

Por fin llega el RD 750/2014 de 5 de septiembre, por el que se aprueban las normas que regulan las actividades aéreas de lucha contra incendios. En este reglamento, se especifican y desarrollan todos los procedimientos necesarios para una operación segura. La estructura de los manuales de operaciones, es la misma que la de las operaciones comerciales con pasajeros, por lo tanto, se opera con los mismos criterios y las mismas limitaciones, que en el transporte aéreo comercial. Asimismo, se contemplan diferentes modalidades en la  operación con dos pilotos.

Todas las formas de operar en incendios, están descritas en este reglamento, observación y vigilancia, coordinación aérea, transporte de cuadrillas y lanzamiento de agua.

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Nos ha costado muchos años llegar hasta aquí, pero estamos en nuestro mejor momento, con máquinas modernas y seguras, con una normativa adecuada y con tripulaciones bien formadas, entrenadas y con mucha experiencia, pero no olvidemos, que para que la experiencia se mantenga, tiene que haber pilotos en formación continua en la operación, y esta continuidad de la experiencia se logra, operando con dos pilotos.

Para terminar, quisiera dedicar un recuerdo emocionado, a todos los que dejaron su vida en este trabajo, por el bien de los bosques y por que hoy podamos estar donde estamos, mi más sincera gratitud a ellos y a sus familias, y en especial a nuestro amigo Ricardo, que recientemente nos dejó apagando fuegos muy lejos de su tierra y de su familia, en Chile.

Acerca de Juan Rozalen

Juan Rozalen
35 años como piloto de helicóptero en trabajos aéreos en general, emergencias médicas, rescates e incendios forestales.
27 años director de operaciones
20 años responsable de operaciones de los helicópteros de la Generalitat de Catalunya
Campañas de incendios, desde 1986 a 2014, en diferentes Comunidades Autónomas.
Actualmente jubilado, colaborador del COPAC.