19-12-2022
Lufthansa Technik y BASF han desarrollado conjuntamente una lámina superficial funcional AeroSHARK para aviones comerciales basada en la estructura microscópica de la piel de tiburón y se aplica a la capa exterior del avión.
Esta lámina reduce directamente la resistencia aerodinámica, el consumo de queroseno y las emisiones de CO₂.
Tras exhaustivas pruebas y un proceso de certificación que ha durado varios meses, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) ha concedido a Lufthansa Technik un Certificado de Tipo Suplementario (STC) para la aplicación en serie de esta tecnología en dos modelos Boeing 777.
La flota actual de Lufthansa Cargo de once cargueros Boeing 777F será actualizada con esta tecnología, al igual que muy pronto, los doce aviones B777-300ER de largo recorrido de SWISS volarán con esta nueva tecnología.
El primer avión de SWISS equipado con AeroSHARK (matrícula HB-JNH) ya está en servicio regular desde octubre. Este avión también había completado el programa de pruebas de vuelo para la certificación que ahora ha recibido. En enero de 2023, está previsto que los próximos aviones Boeing 777 de Fráncfort y Zúrich se modifiquen con las láminas riblet.
Christina Foerster, miembro del Consejo Ejecutivo del Grupo Lufthansa, responsable de Marca y Sostenibilidad, ha declarado, «Por un futuro más sostenible en la aviación, estamos impulsando constantemente el cambio en nuestra industria. Nuestro ambicioso objetivo: un balance neutro de CO₂ para 2050. Ya en 2030, queremos reducir a la mitad nuestras emisiones netas de CO₂ con respecto a 2019. Con el amplio despliegue de la tecnología de superficie AeroSHARK, desarrollada por Lufthansa Technik junto con BASF, subrayamos una vez más nuestro liderazgo en innovación. Somos el primer grupo de aerolíneas del mundo en utilizar esta nueva tecnología. Al cubrir más de 20 aviones con la nueva película de piel de tiburón, reduciremos la huella de CO₂ del Grupo Lufthansa en más de 25.000 toneladas anuales».
La película AeroSHARK
AeroSHARK consiste en millones de costillas de unos 50 micrómetros de tamaño, conocidas como riblets. Imitan las propiedades de la piel de tiburón y optimizan así la aerodinámica en los puntos del avión relevantes para el flujo, como el fuselaje o las góndolas de los motores. Como resultado, se necesita menos combustible. Cubriendo 950 metros cuadrados de la piel exterior de un Boeing 777-300ER, por ejemplo, se puede conseguir un ahorro anual de unas 400 toneladas de queroseno y más de 1.200 toneladas de CO₂.
