Manuel Oñate: “En España, con solo 20 meses de regulación ya tenemos más de 1.200 operadores de RPAS”

Por Alicia Alamillos,

El mundo de los drones, esos aparatos no tripulados de aires futuristas, está lleno de posibilidades cada vez más amplias. Desde el prematuro anuncio de los paquetes guiados por drones de Amazon hasta sus ya utilizadas aplicaciones en el campo de la agricultura, el mundo de los drones intenta librarse de las connotaciones militares y se abre a las operaciones civiles, donde el mercado está en plena efervescencia. En el campo civil es donde los RPAS (Remotely Piloted Aircraft System), nomenclatura utilizada por la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), amplían vías de negocio creando una suerte de “aviación a medida” que reduce costos que de otra manera habrían resultado prohibitivos. Sin embargo, y pese a la velocidad a la que se mueve el sector, con cifras de crecimiento en los últimos años de más de tres dígitos y con unas perspectivas de crear más de 100.000 puestos de trabajo en Europa en 2020, todavía quedan muchos escollos que solucionar, desde mantener una normativa flexible hasta la falta de inversión pública.

Los foros centrados en las posibilidades y limitaciones de los RPAS se multiplican en España, desde el Drone Industry Summit celebrado el pasado mes de abril en Esade Madrid hasta la feria de drones y RPAS UNVEX, que comenzará mañana, pasando por numerosas cátedras en universidades españolas, desde Vigo a Sevilla. Y sin embargo, la “fiebre” despertada alrededor de esta nueva tecnología tiene que ser enfocada, según expertos, no como una moda pasajera, sino como un campo con infinidad de aplicaciones prácticas y que ha venido para quedarse.

En España vamos a ir por la vía de la operación”, dice Manuel Oñate, presidente de la Asociación Española de RPAS (AERPAS) y director de EuroUSC España, una empresa de formación de pilotos y de acreditación de operadores de RPAS. AERPAS fue fundada en 2013, cuando era necesario demostrar que existía un sector incipiente de RPAS en España, que en aquel momento se movía en un mundo sin apenas regulación oficial. Con la primera regulación, el crecimiento de las empresas operadoras de drones en España se ha multiplicado: “En España en 20 meses tenemos más de 1.200 operadores, que es un número comparable al que puede haber en el Reino Unido que llevan más de cinco años de normativa”, añade en una entrevista a Hispaviación. La gran oportunidad de España en el campo de los DARPA no está, por tanto, en la fabricación, sino en el sector servicios, en la tecnología aplicada a los DARPA, que es donde está el nicho de mercado.

Manuel Oñate, presidente de AERPAS. Fuente: Infodron.es
Manuel Oñate, presidente de AERPAS. Imagen: Infodron.es

 

En las operaciones civiles y los equipos pequeños, de menos de 25 kilos, Europa es líder en el mundo”, señala Oñate, que coloca a España en cuarta o quinta posición. La fabricación, sin embargo, está copada por empresas asiáticas. Como ventajas del mercado español de RPAS, en plena efervescencia, España cuenta por ejemplo con clima y geografía adecuados, reducida congestión del tráfico aéreo y centros tecnológicos de alto nivel, como el FADA-CATEC de Sevilla. Con la fabricación acaparada por Asia, es en la prestación de servicios donde España puede ampliar su modelo de negocio, insiste el presidente de AERPAS.

Los RPAS para aplicaciones civiles en el fondo no son más que una herramienta que permiten embarcar unos sensores con los que se puede recoger información. Los sensores generalmente son las cámaras fotográficas o de video, pero se pueden utilizar otro tipo como radares, cámaras hiperespectrales o térmicas. Ahí está la gran ventaja que tienen estos sistemas: la captura de información”, incide Oñate. “Hay una parte del negocio que consiste en la toma de los datos en la operación de vuelo; pero, a partir de ahí cuando empieza el servicio de valor añadido, donde probablemente vaya a estar la oportunidad es en el tratamiento y explotación de esos datos. Y esa es una tecnología de información, es un software. Ahí es donde se va a producir el gran desarrollo, en el tratamiento de la información, su almacenamiento, la distribución y utilización de esos datos”.

Esos “sensores” localizados en RPAS tienen aplicaciones casi infinitas: Desde cámaras para imágenes aéreas en el sector audiovisual hasta servicios en el sector agrícola, fumigación, o revisión de grandes infraestructuras hidráulicas y kilométricos cableados eléctricos. Búsqueda y rescate de personas, salvamento marítimo, inspección de ferrocarriles, mapeo de grandes zonas para control y análisis tanto de incendios forestales como de fauna local. También en el envío de paquetes a zonas de difícil acceso, estudios topográficos y recreación 3D, sólo por mencionar unos pocos. Y sin embargo, para Oñate lo interesante está por llegar. Para este experto, los RPAS no están para sustituir por completo a la aviación tradicional, sino que tendrán que mantener una “convivencia pacífica” entre la aviación tripulada y la no tripulada. En los próximos años, los RPAS se centrarán no en operaciones sustitutivas que ahora podrían hacer -de forma más costosa- otros aparatos, sino que tendrán nuevas aplicaciones propias, sólo posibles de llevar acabo con los RPAS y de momento inimaginadas.

Para Oñate, que a principios de 2016 participó con AERPAS en el Salón Aeronáutico FIDAE celebrado en Santiago de Chile, España tiene mucho que ofrecer en América Latina, especialmente en el sector de la construcción, dominado por empresas españolas. “(La construcción) es un sector receptor clave de los servicios que pueden prestar los RPAS”, adelanta Oñate, pero también en la telefonía, con empresas españolas también muy posicionadas internacionalmente. “Yo preveo en aquellos lugares en los que las grandes empresas españolas demandan un servicio y tengan una buena presencia, los operadores de RPAS españoles les acompañarán y desarrollarán en esos países el mismo tipo de servicio que existe en España”.

Firma en FIDAE 16 del proyecto Iberoamericano de Drones
Cinco asociaciones de RPAS impulsan una coalición iberoamericana durante FIDAE 2016. Imagen: AERPAS

 

Sin embargo, para que el mercado pueda desarrollarse y avanzar necesita no sólo de inversión privada “más eficiente”, sino también de inversión pública a largo plazo, advierte Oñate. “La inversión pública tiene mucho interés en los próximos diez años. Si estamos hablando de una tecnología que tiene un periodo de maduración muy largo, es normal que la inversión privada no resulte adecuada porque es muy difícil conseguir recursos financieros privados para un periodo de investigación tan largo”, explica. “En estos momentos, para desarrollar las aplicaciones de los RPAS es necesario que haya una inversión pública para estas primeras fases en las que a lo mejor esta tecnología aún no es competitiva. Hay que invertir para que se pueda desarrollar, antes de que el mercado por sí mismo funcione”.

Oñate calcula que, tanto en América Latina como en España y Europa, el sector crecerá en cuanto a los equipos más pequeños, de menos de 25 kilos y sin necesidad de una certificación especial. Sin embargo, también menciona dos proyectos “muy interesantes” de marca española y de gran tamaño: “Indra está convirtiendo una aeronave tripulada en una aeronave opcionalmente tripulada, de 1.000 kilos de peso. Inaer está trabajando en un helicóptero para actividades de inspección de incendios de 150 kilos”. Estos dos proyectos van a recibir una inversión pública, y además se han comprometido inversores, aunque todavía están en sus primeras fases.

LUMES
Helicóptero no tripulado Lumes que Inaer desarrollará en Rozas (Lugo) – INAER

 

Otro de los retos ahora en Europa es precisamente la conciliación de seguridad y regulación del brutal volumen de crecimiento de los RPAS, incide Oñate. La actividad aeronáutica siempre ha sido muy regulada por los riesgos que tienen las operaciones y su crecimiento ha sido muy contenido, explica este experto. En cambio, los RPAS en el mercado se han multiplicado en los últimos años: “En el mundo no llegan a 30 mil los aviones comerciales, tanto de pasajeros como de carga. Y en Europa se calcula que en 2015 se pusieron en el mercado 1 millón y medio de RPAS. En 2014, la cantidad de equipos era 10 veces menor”.

“Las autoridades aeronáuticas no están preparadas para hacer frente a una actividad que multiplica en varios órdenes la magnitud y el volumen de operaciones habituales en la aviación. Tenemos dos problemas: un aumento brutal del número de operaciones y por otro lado una velocidad que no tiene parangón” advierte Oñate, quien señala que el reto ahora es “mantener los estándares de seguridad necesarios en la aviación utilizando procedimientos que sean capaces de gestionar el volumen tan brutal y los crecimientos que se esperan”.

“El enfoque que se está adoptando en Europa me parece más acertado”, admite. Según Oñate, la regulación europea ha permitido que se hayan podido desarrollar las operaciones con más rapidez. “Si se abre demasiado el mercado, si las reglas son muy laxas, eso favorecerá a corto plazo el desarrollo del mercado, pero si se pone en riesgo la seguridad, se podría parar en cualquier momento. No se va a permitir que las operaciones no sean seguras”, concluye.