Uno de los cometidos de la Organización de Aviación Civil Internacional es el de procurar que los Estados que la constituyen mejoren la seguridad aérea. Aunque gran parte de la responsabilidad en este aspecto recae en la industria, las autoridades de Aviación Civil de cada Estado deben establecer un programa que garantice un nivel aceptable de seguridad para la Aviación Civil (Convenio de Chicago, anexos 1, 6, 11, 13 y 14). Para cumplir con este requisito cada Estado ha de realizar una gestión coordinada y efectiva de los diferentes organismos implicados en la seguridad aérea, gestión que también es crítica para su economía.
Entre estos organismos se encuentran los Proveedores Oficiales de Servicios Meteorológicos para la Navegación Aérea para cada Estado, denominados Autoridades Meteorológicas Aeronáuticas que, dentro del marco de la Organización Meteorológica Mundial, suministrarán la información meteorológica necesaria para la seguridad y eficiencia de la Aviación Civil, según establece el anexo 3 del Convenio de Chicago. En España el organismo certificado como Proveedor Oficial de Servicios Meteorológicos para la Navegación Aérea es la Agencia Estatal de Meteorología.
Los parámetros meteorológicos que influyeron en dichos accidentes fueron el viento, la visibilidad y techo de nubes, la alta altitud de densidad, la turbulencia, los fuertes movimientos verticales del aire (ascensos y descensos), la precipitación, el engelamiento, las tormentas, la cizalladura, los ascensos debidos a las térmicas, las temperaturas extremas y las descargas eléctricas, según se observa en la tabla adjunta. Entre ellos los que más contribuyeron fueron el viento y la visibilidad/techo de nubes.
Con el fin de cubrir los objetivos, expectativas y necesidades de la comunidad aeronáutica, la información meteorológica para la aviación deberá mejorar día a día en calidad y disponibilidad. Para ello deberá adaptarse a los requisitos operacionales del usuario aeronáutico, necesitará una mejor dotación de instrumentos de medida tanto en superficie como en altura, una continuada vigilancia de la atmósfera y una mayor aplicación de los nuevos métodos de predicción en relación con las variables de impacto aeronáutico, particularmente en el pronóstico a corto plazo. Es asimismo fundamental el desarrollo de herramientas de Internet que faciliten el acceso de los usuarios aeronáuticos a la información meteorológica actualizada y de calidad.
La vigilancia meteorológica es esencial en el proceso de mejora de calidad y disponibilidad de la información aeronáutica, en particular para la elaboración de pronósticos a corto plazo, pues aumenta la capacidad de respuesta a cambios que se desvíen de lo pronosticado y facilita la emisión de previsiones actualizadas. El proceso de vigilancia es realmente efectivo cuando el intercambio de datos en tiempo real, entre los servicios meteorológicos para la aviación y sus usuarios, es fluido.
Para conseguir un intercambio de información más fluido entre los proveedores y sus usuarios se realizan con cierta frecuencia simulacros de situaciones adversas con la intervención de todas las partes afectadas. Con ellos se mejoran los procedimientos operativos, se reduce el tiempo de respuesta en situaciones de alerta y se facilita la comunicación, lo que revierte en la seguridad aérea.
Entre las estrategias y líneas de actuación a desarrollar en los próximos años en la Agencia Estatal de Meteorología (publicación El Observador, Febrero 2013) se contemplan la implantación de centros especializados en aeronáutica, así como las actuaciones de los grupos de trabajo hispano-portugueses encargados del desarrollo de la componente meteorológica para el Espacio Aéreo del Suroeste de Europa (SW FAB: South West Functional Airspace Block).