MOTIVACIÓN Y PILOTAJE O CONTROL

Por: Lorenzo Mora Rodríguez

“Ser piloto es tener pasión por volar”

Es una frase que oigo muy a menudo en el mundo de la aviación, entendido como pilotaje (la verdad es que no la he oído nunca referida al ámbito del control). Quizá no la entienda del todo. Se me ocurre, a bote pronto, que es aplicable a muchas otras profesiones o por el contrario que habrá de todo, es decir, para los que sea una pasión y para los que no; o incluso para aquellxs que fue una pasión pero que ahora es solo un medio más de ganarse la vida.

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¿Qué nos mueve a hacer algo? ¿Cuáles son los motivos que ponen en marcha el proceso motivacional, en este caso para llegar a ser piloto? ¿Es una motivación intrínseca como parece apuntar la frase?

A lo largo de mi labor en el CIMA he podido entrevistar a miles de personas con algún tipo de responsabilidad de vuelo: pilotos, TCP, controladorxs,… en reconocimientos periódicos, iniciales y extraordinarios. He podido contrastar que las diferencias motivacionales son bastante claras ente unxs y otrxs. En concreto me refiero a las diferencias entre reconocimientos periódicos e iniciales, y dentro de cada uno de ellos a las diferencias entre pilotaje y control.

Puedo asegurar que no sé si tenían pasión por volar o no; nunca he medido la pasión, ni lo he intentado, no sabría cómo hacerlo. ¿Qué es tener “pasión” por algo?

“Pasión”, a parte de las acepciones que hacen referencia al Evangelio y a Jesús, y las que hacen referencia a la inacción o pasividad, las que nos interesan son las referencias a la inclinación o preferencia por algo o alguien de forma vehemente; es un sentimiento muy fuerte hacia algo o alguien que a uno le gusta.

En este sentido se podría afirmar que casi la totalidad de las personas que inician los estudios para llegar a ser piloto tienen ese sentimiento, máxime cuando hacen falta unos grandes caudales para lograrlo, no ocurre lo mismo con los aspirantes a control. La cosa no está tan clara en las personas que ya se dedican a ello como profesión, ya sea en forma de instructor/a de aeroescuela o como piloto de línea aérea. Pero repito que no sabría cuánto de ese sentimiento tienen cada uno.

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Otra pregunta muy relevante es, ¿una gran pasión (no sé si es necesario poner “gran” delante de “pasión”, la palabra pasión ya encierra el significado de grande) es suficiente para ser un buen piloto? Sinceramente creo que no es suficiente ni mucho menos; cosa diferente es que sea necesario, pero como para casi todas las profesiones, posiblemente no hay que llegar a la pasión, pero sí al “que te guste” o “que te sientas atraído” por dicha profesión.

Steven Reiss, profesor de psicología en la Universidad estatal de Ohio, argumenta que una gran variedad de motivaciones no pueden ser incluidas en las categorías dicotómicas de motivaciones intrínsecas y extrínsecas.

Las intrínsecas son aquellas que parten del interior (hacer algo porque se desea hacer), mientras que las extrínsecas son aquellas en busca de una recompensa final, tales como: dinero, una buena nota en clase, o un trofeo en un evento deportivo.

Se podría decir que esto es aplicable al 100% a lxs profesionales del mundo aéreo (y a todos los demás).

Esa pasión o gran motivación intrínseca, que parece encerrar la frase del comienzo parece tambalearse cuando las condiciones laborales no son las adecuadas, o cuando la cuota de poder que nos otorga cierta profesión se ve amenazada por otrxs profesionales; entonces aparece el hobby diferenciado de la profesión; ahora sí podemos decir “me apasiona volar por hobby” pero mi profesión de piloto no me apasiona si me cercenan la motivación, en este caso, extrínseca que conlleva. Posiblemente esto explicaría las diferencias encontradas (Tabla 1) entre personas del ámbito de pilotaje y de control. El pilotaje se presta a ser afición y trabajo, ambas cosas, sin embargo, el control dudosamente podrá tener la vertiente de afición.

Por otro lado sabido es que cuando una actividad está motivada intrínsecamente, dicha motivación descenderá si la conducta pasa a ser reforzada de forma extrínseca, en ese momento es el premio, la recompensa lo que pasa a dominar la acción. Posiblemente un jugador importante de fútbol empezaría a jugar motivado intrínsecamente, porque le apasionaba el fútbol, pero poco a poco su motivación ha cambiado ya no juega por placer, por pasión, ya juega por los éxitos que conseguirá con ello.

Solo un pequeño número de personas llegan a pilotar aunque tengan la capacidad para ello (no olvidar que son capacidades normales) y menos aún trabajar en ello. Sin embargo, aseguraría que son muchísimas más las que tienen “pasión” por volar. Las razones para no conseguirlo son principalmente
económicas. Me refiero a las de volar, trabajar en ello ya depende de otros factores.
Volviendo a las entrevistas durante los reconocimientos, realicé un estudio en el que sondeaba la motivación para volar de cada una de las personas que acudían al servicio para solicitar la licencia o su renovación. No sólo se sondeó a personas de vuelo sino también a personas de control. La muestra fue amplia.

La tabla 1, resumen del resultado, nos enseña las motivaciones que están en juego encada uno de los casos. En términos generales parece ser que, en reconocimientos iniciales, el pilotaje está más asociado con la “pasión”, con la motivación intrínseca, que en los iniciales para control.

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Y dentro de los reconocimientos periódicos no hay diferencias significativas entre control y pilotaje.

Por otro lado, la motivación intrínseca disminuye entre iniciales y periódicos de las dos licencias, aumentando, claro está, la extrínseca.

Desde mi punto de vista la frase quedaría mejor así “ser pilotx es manejar un avión, para lo que sería muy bueno que tuvieras las capacidades suficientes para hacerlo, que disfrutaras haciéndolo (aunque no llegase a “pasión”) y que estuvieses a gusto laboralmente en tu empresa para poder llevarlo a cabo con eficacia y eficiencia”. En fin, una frase ómnibus, aplicable a cualquier oficio conocido, incluyendo el de control, claro.

En resumen, a eso es a lo que nos dedicamos los profesionales de la psicología que nos encargamos de estos temas.

Acerca de Lorenzo Mora Rodríguez

Lorenzo Mora Rodríguez
Lorenzo es Psicólogo por la Universidad Complutense de Madrid; Psicólogo Especialista en Psicología Clínica, Psicólogo Aeronáutico y Psicólogo Examinador Aéreo autorizado por Aviación Civil (AESA) con Nº.: E-PSI-033. Socio de AEPA y vocal de comunicación de su junta directiva. Y miembro de la EFPA con certificado EUROPSY como psicólogo y como psicoterapeuta. Capitán en la Reserva del Cuerpo Militar de Sanidad Especialidad Psicología y Especialidad Fundamental Psicología Clínica.

Ha sido profesor asociado de la Universidad Carlos III de Madrid y actualmente es profesor-tutor de la UNED.

Ha impartido cursos y seminarios de formación para psicólogos y médicos tanto civiles como militares, y presentado ponencias y trabajos en diferentes congresos y jornadas; así como artículos en revistas y entrevistas en algunos mass media.

Desde 1992 hasta 2003 ha desempeñado su labor como experto en selección y formación de personal con actividad de riesgo como son los desactivadores de artefactos explosivos, en la Academia de Ingenieros del Ejército, en el Centro Internacional de Desminado.

Entre 2003 y 2006 fue coordinador de área de formación en el Instituto Superior de Estudios de Seguridad (ISES) de la Comunidad de Madrid para la formación de la Policía Local de la Región y Asesor del Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid.

Desde 2006 hasta 2015 desarrolló su trabajo en el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA) del Ejército del Aire en Torrejón de Ardoz, en el Servicio de Psicología, llevando a cabo los reconocimientos psicológicos de los demandantes de algún tipo de licencia de tripulaciones aéreas, controladores o pilotos de aeronaves no tripuladas, tanto civiles como, y principalmente, militares.