16-09-2019.-
La industria española de defensa se encuentra ante un tiempo de oportunidades, tanto por la renovación del ciclo inversor en nuestras Fuerzas Armadas, como por el nuevo plan de la UE que quiere reforzar la producción “made in Europe” y potenciar sus capacidades, con lo que tener una Defensa menos dependiente de EEUU. A nivel administraciones públicas y a nivel empresas se están haciendo importantes esfuerzos por “vitaminar” o fortalecer la industria española de defensa -su competitividad y crecimiento-, para aumentar de este modo su peso en el conjunto del PIB nacional y para ganar en presencia en los consorcios europeos. Y de alguna manera, también conseguirla cada vez más en el mercado global, formando parte de esos grandes “players” europeos.
El punto de partida
Si las empresas de Tedae (aeronáutica civil y militar, defensa terrestre y naval, seguridad y espacio) representan el 6,1% del PIB industrial nacional, la industria de defensa genera casi la mitad de esa cifra, en concreto el 2,9%, según datos de la Asociación (2018). Es un sector clave en I+D que invierte un 11%. A modo de comparación, el gasto en I+D nacional fue de 1,2% sobre el PIB en 2017, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un esfuerzo en innovación en el que se lleva trabajando años y que además permanece en gran medida estable.
A nivel europeo, España, en gasto en defensa es la quinta potencia, la 18º del mundo; y en liderazgo de mercado somos incluso los primeros en algunos nichos, “como en logística de combate, equipamiento del soldado (vestuario) o en avituallamiento”, detallaba Gerardo Sánchez Revenga, responsable de Aesmide a Hispaviación en FEINDEF. Sin perder de vista que: estamos presentes en otros nichos tecnológicos de muchísima competitividad con productos de alto valor agregado; empresas de mediana capitalización están vendiendo por todo el mundo; y somos uno de los pocos países que puede construir un submarino -destaca Sánchez Revenga-. Por su parte, en Aire no hay que olvidar que tenemos la FAL del A400M en Sevilla y del MRTT en Getafe.
Perspectivas en el mercado español
Tras años marcados por restricciones presupuestarias en el gasto público en defensa, el Gobierno aprobó en diciembre 2018 un Plan de Inversiones de Modernización de las Fuerzas Armadas. Por valor de 12.900 millones de euros, está formado por una decena de proyectos destinados a la modernización del material estratégico de defensa entre 2019 y 2032, lo que significa un impulso muy positivo para las empresas y la tecnología española. En este sentido, “supondrá además enriquecer y fortalecer nuestras capacidades, cada vez más evolucionadas, para competir en el exterior”, apuntaba Jaime de Rábago, presidente de TEDAE, durante la entrevista a Hispaviación en FEINDEF.
Los programas relativos al Ejército del Aire son: la modernización de los Eurofighter por un importe de 906 millones de euros; la sustitución del C-101 de la AGA, en servicio desde 1980, por un nuevo avión entrenador; y los aviones de reabastecimiento en vuelo MRTT. Asimismo -y en este caso para el Ejército de Tierra y para la Armada- a Airbus también se le ha encargado la fase II de la adquisición de helicópteros NH-90 en diferentes configuraciones.
Movimientos en la defensa europea
Por su parte Europa prepara 24.000 millones para reforzar su defensa conjunta e independiente, relegada tras el impulso y protagonismo de la OTAN durante los últimos 65 años. Es por tanto un momento propicio para ser decisivos en el eje de la defensa europea -sin perder de vista que si ganamos peso en el tablero europeo, en cierta medida tendremos mayor influencia internacional-. De manera que España y sus empresas tienen que aprovechar las posibilidades de participación con éxito en las correspondientes licitaciones.
Con esta iniciativa la Comisión Europea pretende, por un lado, reactivar la industria de defensa creando un ecosistema sólido para ser más fuertes y competitivos en el mercado mundial de armamento, y más autosuficientes resistiendo la presión exterior (en Europa aún somos dependientes de EEUU en ciertas tecnologías). Y por otro, racionalizar y hacer más eficiente el gasto de los Estados miembros. Porque debido a la fragmentación de esfuerzos realizados por cada uno, cada año se pierden 26.400 millones de euros debido a duplicidades, exceso de capacidad conjunta y a las barreras en este mercado.
El objetivo es construir una sólida base europea tecnológica e industrial de la Defensa, desde la perspectiva de la cooperación entre los Estados y sus industrias de defensa.
Todo ello se enmarca en el revuelto escenario actual, que se mueve entre: la salida del Reino Unido de la UE, siendo el país que dispone, junto con Francia, de las mayores capacidades militares de Europa; el desarrollo tecnológico y de nuevas capacidades militares de Rusia; así como los desafíos de seguridad y estabilidad por la vertiente mediterránea; las exigencias de Trump para aumentar el gasto que realiza la UE en la OTAN; sin olvidar los nuevos riesgos emergentes como los ciberataques; o la creciente presencia de China en Europa.
En definitiva, el desarrollo de capacidades conjuntas para ganar más autonomía en defensa.
La UE pretende avanzar en este ambicioso proyecto desde dos frentes, el de los programas, es decir la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), y el económico, el Plan de Acción Europeo de Defensa (EDAP).
Este último pondrá a disposición de las empresas europeas fondos -de la UE y de los Estados miembros- destinados a I+D+i para desarrollar tecnologías y productos con los que potenciar las capacidades militares de las naciones europeas. Así, la Comisión Europea propuso (en junio 2018) inyectar 13.000 millones de euros del presupuesto comunitario de 2021-2027 a través del Fondo Europeo de Defensa (EDF), y que los países aporten directamente otros 10.500 millones a un nuevo fondo (llamado Fondo Europeo para la Paz) que financiará operaciones y misiones militares. El EDF ya fue provisto de un primer presupuesto de 525 millones de euros para 2019 y 2020. En total, algo más de los 24.000 millones comentados más arriba para desarrollar conjuntamente nuevos sistemas de armas que si no serían inasumibles por un solo país por el elevado coste.
De los 13.000 millones de euros del EDF, 4.000 se destinarán a investigación y los 9.000 millones restantes al desarrollo de capacidades interoperables (como drones) o equipamiento en ámbitos como comunicaciones por satélite, inteligencia artificial o software encriptado. Para optar a la financiación en el marco del programa, los proyectos desarrollados deberán involucrar a consorcios de empresas de al menos tres Estados miembros.
Por su parte la iniciativa de la PESCO, consistente en el desarrollo de los proyectos industriales por los consorcios, ya lleva 34 aprobados. En los relativos al ámbito aeronáutico en los que participa España están el famoso UAS Euromale y modernización de los helicópteros de ataque Tigre. Y en iniciativas de Espacio, interviene en la solución Euras de radionavegación militar de la UE. En total nuestro país participa en 18 proyectos de los 34. El Ministerio de Defensa, presentando proyectos españoles a la PESCO y consiguiendo estar en más de la mitad del total, demuestra estar focalizado en hacer que España tenga más peso en el eje de juego comunitario (entrar en el grupo de las tres naciones con más influencia en Europa, tras la marcha de Reino Unido: Francia, Alemania y España -por delante de Italia).
“El Ministerio está haciendo un esfuerzo enorme por estar a la cabeza en Europa”, señala el presidente de Aesmide.
Más allá de la vertiente de negocio abierta en el marco de la Cooperación Estructurada Permanente, las prioridades de la industria española siguen siendo los grandes programas de colaboración europeos como son: el Eurofighter y su motor EJ 2000, pues su vida operativa tiene todavía horizonte hasta el año 2040 cuando se prevé que llegue su remplazo, el FCAS; el avión de transporte militar A400M; el helicóptero NH-90; la fabricación del motor MTR390 para el Tigre (este último integrado en PESCO a nivel mejora de capacidades de detección, agresión y comunicación).
Y por supuesto el esperado programa del Sistema de Combate Aéreo de Nueva Generación (NGWS), con el estelar FCAS a la cabeza. “Entendemos que puede jugar un rol tan importante para las empresas españolas de defensa como es el del Eurofighter -apunta el presidente de Tedae-, porque no tengo que recordar la importancia que ha tenido y sigue teniendo este avión para la industria española, en cuanto a capacidad de integración, de estructuración de la cadena de suministro, dar vida a PYMES…».
Recientemente se ha desvelado que será Indra la empresa que lidere la gestión del futuro caza europeo en España. Para empezar, de los 30.000 millones iniciales de gastos de desarrollo (el presupuesto total es de 200.000 millones), alrededor de 6.000 millones habrán de ser administrados por España. Por tanto, será Indra quien coordine la distribución de los paquetes de trabajo. La decisión del ministerio de Defensa de colocar a Indra al frente pone a la empresa española en pie de igualdad con los otros dos gigantes militares europeos que también van a dirigir el programa: Dassault, coordinador de la parte francesa, y Airbus, el de la alemana. Algo que por supuesto no ha gustado nada a esta compañía, para empezar porque fueron ellos quienes alentaron al gobierno español a entrar en el programa. Airbus en un comunicado señalaba que solo ellos tienen la escala, las capacidades y la experiencia necesaria para administrar este programa en España. Una decisión polémica en la que no hay que olvidar que SEPI controla casi el 20% de Indra frente al 4% de Airbus.