THE ROGUE PILOT

Por: Jorge E. Barroso Vitar

No, no se trata de la versión en lengua inglesa de Hispaviación. El título se debe a la dificultad que entraña la traducción de ciertos términos ingleses si se pretende que sean entendidos correctamente. Hay claros ejemplos de traducciones de expresiones aeronáuticas, y náuticas, que acaban convirtiéndose en vocablos, digamos, exóticos. Un ejemplo: de la llamada de socorro original de los aviadores o navegantes en apuros, M’aidez, se pasó al MAYDAY actual que, en círculos poco informados, traducen por “Día de Mayo”.

La búsqueda del término rogue en diferentes diccionarios arroja las siguientes definiciones: pícaro, pillo, granuja; solitario, apartado de la manada; defectuoso; que va por libre, inconformista, sin escrúpulos; e incluso, corrupto.

El cine se ha encargado de retratar este tipo de pilotos en numerosas ocasiones, desde el personaje interpretado por George Peppard en “El Max Azul” hasta el paradigma identificado en el protagonista de la película “Top Gun”, Maverick, que inspiró en muchos adolescentes el deseo de convertirse en piloto. En este último confluyen casi todas las definiciones vistas en el párrafo anterior que, además, se ven reforzadas por otra característica muy común entre los aviadores rogue, su alto valor social. Admirado y envidiado por sus colegas, deseados por el otro sexo.

Maverick, el protagonista de “Top Gun”, paradigma de piloto rogue
Maverick, el protagonista de “Top Gun”, paradigma de piloto rogue

 

¿Un piloto rogue nace o se hace? Podría decirse que ambas cosas. Existen rasgos de personalidad que predisponen a comportarse como un rogue. Igualmente, ciertos comportamientos lo son independientemente de la personalidad que se tenga. Existe un factor que, o bien puede provocar su despertar, o amparar sus excesos. Ese factor no es otro que la tolerancia de la organización donde se encuadra el sujeto.

El comportamiento rogue no es exclusivo de la aviación y es detectable en muchos otros ambientes profesionales. Generalmente reciben la atención pública tras un accidente de amplia repercusión mediática. Un ejemplo muy gráfico es el accidente del crucero Costa Concordia que acabó encallándose tras una maniobra peligrosa, y fuera de la ruta aprobada, efectuada a instancias del capitán del barco, quien además fue procesado por dejadez de funciones en los momentos posteriores al dramático suceso.

¿Cómo se identifica a un rogue? A un rogue se le identifica por sus acciones, casi siempre polémicas y que despiertan tanto admiración como rechazo. En demasiadas ocasiones se evidencia tras un accidente. Expresiones como “era el mejor del escuadrón” o “aterrizaba donde otros no podían hacerlo” pueden ser  indicadores del modo de operar de estos pilotos. A veces se les cataloga como individuos poco disciplinados, eufemismo que oculta una forma de conducirse poco profesional. ¿Por qué resulta tan importante identificarlos? Porque pueden socavar la disciplina y autoridad de una organización, contaminando con sus malas prácticas los pilares básicos de la misma, consiguiendo que ésta obvie las muchas señales que indican la proximidad de un incidente o accidente. Habitualmente, un rogue no constituye un problema aislado, sino una verdadera “manzana  podrida” que puede degradar la eficacia y reputación de toda la organización. Si no son identificados a tiempo y reconducidos, o apartados de la cabina de vuelo en los casos más graves, puede que la siguiente noticia relacionada con ellos sea un titular de periódico reseñando un accidente.

Los rasgos que comúnmente encontramos en un piloto rogue son los siguientes:

  • Tienen un carácter abierto y se muestran sociables lo que les granjea popularidad y un grupo de “fieles”.
  • Mienten con frecuencia para ocultar, excusar o tergiversar la realidad de las motivaciones que están detrás de sus acciones.
  • Son personas que muestran una alta motivación en su estilo de hacer las cosas.
  • Manifiestan sentimientos de superioridad no sólo ante sus iguales, sino incluso ante sus superiores.
  • Si son interpelados por su conducta se manifiestan esquivos e incluso agresivos, rechazando todo consejo o propuesta que le obligue a replantear su “método”.
  • No suelen alcanzar protagonismo mediante una única acción audaz sino que progresivamente se desvían de lo establecido y van cometiendo violaciones de la normativa cada más flagrantes y evidentes.

La evolución del piloto rogue se inicia con la creación de una especie de aura generada por su audacia, su desdén por lo que está relacionado con la ley o la normativa, su habilidad a la hora de ejecutar las maniobras más comprometidas y arriesgadas, su ubicuidad en los momentos que requieren ir “más allá”. Gradualmente sus compañeros, subordinados y superiores se polarizan entre los que ven en él una fuente de problemas y los que le tienen un fuerte aprecio e incluso admiración porque con él la tarea siempre sale adelante, no importa bajo qué condiciones. Si desde los puestos directivos muestran condescendencia con él, el resto de la organización se inclinará a ser cada vez más tolerante con sus transgresiones, especialmente si se le otorgan puestos clave dentro de la misma como Jefatura de Operaciones, Responsable de Estandarización, etc. Como no desdeña ninguna oportunidad para mostrar sus facultades, suele erigirse en instructor no oficial de la organización donde transmite su “método”, el que realmente debe seguirse, ya que el oficial es sólo para pilotos que no poseen “lo que hay que tener”. El daño a partir de este punto está muy extendido y la organización está completamente contaminada.

La existencia del piloto rogue es posible tanto en la aviación civil como en la aviación militar, si bien en ésta última es factible que pase más desapercibido por la naturaleza de los vuelos que se realizan en las misiones militares. Numerosos ejemplos pueblan las hemerotecas desde el inicio de la Aviación. Veamos un ejemplo de cada una:

  • El 3 de febrero de 1998 un funicular en el que viajaban 20 excursionistas se precipitó al vacío cuando un avión militar EA-6B Prowler del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos seccionó el cable del que pendía. La investigación posterior demostró que la aeronave volaba fuera de la ruta autorizada y a una altitud inferior a la permitida según la normativa. En su defensa la tripulación alegó desconocimiento de las restricciones de vuelo en esa zona y que el radio altímetro no funcionaba correctamente. Un tribunal militar americano excusó a la tripulación de todos los cargos, pero poco después les expulsó del Cuerpo al descubrir que mintieron y que ocultaron y destruyeron un vídeo de la grabación del vuelo. Las autoridades italianas mostraron su disconformidad con el fallo del tribunal y acusó a los Marines de encubrimiento de los hechos.

  • El 14 de febrero de 2010 un avión Cessna 550B Citation Bravo se estrelló en el transcurso de un vuelo ferry entre Praga y Karlstad (Suecia). No hubo ninguna comunicación declarando emergencia. Recuperado el Cockpit Voice Recorder (CVR) se pudo determinar la causa del accidente. El copiloto, con la aquiescencia del comandante del vuelo, había intentado hacer una maniobra acrobática para la que la aeronave no estaba certificada y para la que él no había recibido entrenamiento. La incorrecta ejecución de la maniobra puso al avión en una posición que, junto con la desorientación espacial inducida en los pilotos, no hizo posible la recuperación del control. En la grabación de las conversaciones entre los pilotos se hacía mención a que uno de ellos lo había hecho en más ocasiones.
Avión accidentado al intentar realizar maniobras acrobáticas.
Avión accidentado al intentar realizar maniobras acrobáticas.

 

En los inicios de la Aviación fue fundamental el papel desempeñado por pilotos rogue ya que gracias a ellos se expandieron los límites de operación de las aeronaves y de los propios tripulantes. Todo estaba por hacer y por escribir y sólo con una cierta actitud rogue era posible ir más allá de las numerosas limitaciones que imponía la falta de conocimientos y experiencia. Pero en la actualidad, estando esas limitaciones identificadas y minimizadas, no hay lugar para un comportamiento de este tipo. La profesionalidad exige mantener y respetar los límites. Sólo una situación de emergencia puede justificar proceder de otra manera si con ello se consigue preservar la seguridad de pasajeros y aeronave.

¿Qué se puede hacer para evitar que un rogue se infiltre en una organización? Lo primero sería diseñar un proceso de selección del personal de vuelo que sea exhaustivo, con unos criterios concretos y definidos que identifiquen qué tipo de rasgos de comportamiento no son compatibles con la actividad aérea. Es fundamental que impere una política de tolerancia cero ante actitudes que menoscaben la profesionalidad, el espíritu de equipo y la seguridad en las operaciones. Debe promocionarse ese espíritu desde la cúspide de la organización hasta la base de la misma. De esta forma el rogue quedaría expuesto al no sintonizar con la forma de actuación habitual. No hay nada que promocione más la profesionalidad que el ejemplo dado por las personas que ocupan los puestos más significativos de la organización. El ejemplo es contagioso y el espíritu de equipo infunde un sentimiento de responsabilidad compartida.

En el inicio del artículo se mencionaban ejemplos cinematográficos de pilotos rogue. No hay duda de que resultan atractivos. Nadie desdeña el riesgo, la emoción y el protagonismo que ser un personaje de este tipo supone, sobre todo si siempre se sale bien parado. Pero la tozuda realidad nos demuestra que el final suele ser bien distinto, para los protagonistas, y lo que es peor, para las personas que les rodean. Es por ello, que películas como la que se va estrenar próximamente, “Sully”, son especialmente bienvenidas por reflejar lo que la profesionalidad y la disciplina de una tripulación pueden conseguir. Ellos sí que son una fuente de inspiración para esta profesión.

Chesley Sullenberger. El piloto que inspiró la película “Sully”.
Chesley Sullenberger. El piloto que inspiró la película “Sully”.