OSHKOSH, EL EVENTO DE AVIACIÓN QUE PRODUCE «AERONALINA»

Por: Merdeces Benites

Hay experiencias relevantes que provocan emociones en la vida. Momentos únicos experimentados en nuestro vuelo interno que nos conmueven positivamente. Es una sensación fuerte que generalmente se disfruta por un periodo muy corto; todos la conocemos pero nadie logra expresarla correctamente. En este mismo instante, todos se estarán preguntando, “¿Es esta una publicación de autoayuda o sobre aviación?» y la verdad, los entiendo. Simplemente he hecho esta introducción para que dimensionen la «aeronalina» que se genera cada Julio cuando viajo a Oshkosh.

Todos los años viajo hasta Wisconsin con el fin de revivir el Airventure. Es imposible no pensar en el evento tres meses antes. No sólo por la organización que significa sino por la gran intriga de quien se sumará a nuestro grupo de aero-aventureros. Para nosotros la última semana de Julio de cada año se vive entre aviones. Muchas veces pienso que cuando era más pequeña no lograba percibir lo que Oshkosh logra transmitir. Recuerdo a mi padre lamentándose por no haber comenzado a ir antes; yo no lo entendía. Los años pasaron, fui creciendo y comencé a dimensionar lo que la semana nos entrega.

Tantas son las ganas de llegar que miro repetidamente las fechas, busco billetes, chequeo los campings disponibles y me comunico con mis amigos aeronáuticos. Nos estremecemos al recordar episodios como cuando vemos despegar el Sea Harrier (VTOL) de manera vertical a pocos metros de distancia. Son instantes donde uno aprecia el poderío y la versatilidad del jet de combate diseñado para aterrizar en espacios limitados como bosques o portaaviones. No tiene precio.

La particularidad de vivir dentro del Wittman Regional Airport una semana entera sin necesitar salir de allí hace que la experiencia sea única en todos sus sentidos. Los vecinos comparten la misma pasión y se percibe alegría en los ojos de cada aviador. En el aeropuerto conviven 100.000 fanáticos de todo el mundo que acampan en motor-homes, trailers o carpas con instalaciones de primer nivel. El Camp Scholler cuenta con baños, vestuarios y tres supermercados disponibles para los que allí acampan.

Más cercano a la pista, también se alojan aquellos que deciden llegar con avión propio y dormir bajo el ala. No lo he experimentado pero os aseguro que los organizadores prevén todo tipo de comodidades pensando en mínimos detalles como proveer wifi, sitios de comida y lugares de higiene para todos los asistentes.

El tiempo de llegada también varía. Muchos entusiastas llegan al airshow semanas antes; los apasionados, y con tiempo libre, se posicionan un mes previo al comienzo. Pero, obviamente, siempre aparecen los que se presentan en último minuto y por ende, no tienen más remedio que acampar al final de la fila… pero no hay problema porque Oshkosh, tiene un sistema de autobuses que circulan cada diez minutos por las distintas paradas del camping.

Ya sea en el mismo aeropuerto como en hoteles cercanos, los aviadores expectantes aguardan el comienzo del Disney aeronáutico.

La Experimental Aircraft Association (EAA) es una organización sin fines de lucro que tiene como misión expandir el mundo aéreo incluyendo aviones antiguos, clásicos, de guerra, acrobáticos, ultralivianos, helicópteros y contemporáneos. Es la principal organización que financia y programa el evento.

Bajo el logo “Spirit of Aviation” fomenta la seguridad aérea y agrupa una comunidad de 180.000 pilotos, creadores y restauradores de aviones de todo el planeta. Los comienzos de la EAA fueron en 1953 cuando fundada por Paul Poberezny se realizaban reuniones en Milwakee (WI). A medida que el tiempo transcurría, la organización pasó de ser un pequeño grupo de apasionados por los experimentales a una organización grande conformada por diversos sectores de la aeronáutica. El que acude periódicamente al show reconocía que el conductor del Red One era Paul Poberezny.

Personalmente, he tenido el placer de poder conocer a Paul antes de su fallecimiento en 2013. Nos encontrábamos en la carpa internacional cuando él se asomó a compartir un café con nosotros. La comunicación amigable y de forma directa con referentes de la aviación es uno de los factores que diferencia a Oshkosh de otros eventos aéreos.

La magia es generada por 10.000 aviones privados y de exhibición, 2.500 aviones que realizan espectáculos en el aire, 800 expositores, 40.000 campistas, 500.000 personas, 1.000 foros y talleres, y numerosos entretenimientos como conciertos, películas y cenas. Durante la semana cada espectador puede elegir entre innumerables actividades. Personas interesadas en soldadura TIG, entelado, remachado, o fabricación de materiales compuestos, pueden ir a la zona de los «workshops.» Entre los foros que llaman mi interés se encuentran los de la NTSB o charlas de héroes como la de Sully Sullenberger donde explicó detalles e instancias de su aterrizaje en el Hudson.

Es imposible irse de Oshkosh sin comprar. El comercio en los hangares de venta se torna frenético. Hay 4 enormes hangares principales donde se encuentran los distintos expositores. Entre los sponsores más importantes se encuentran Aircraft Spruce & Specialty Co., Bendix/King, Epic Aircraft y Ford. Durante la semana uno visita varias veces la zona de ventas y aunque no lo crean, el domingo es el día más tranquilo ya que la mayoría de las personas se han ido. Solo quedan los oportunistas intentando de conseguir descuentos de la mercadería restante.

Debido a la gran cantidad de actividades, es físicamente imposible atenderlas en su totalidad, por ello recomiendo organizarse el día anterior para realizar todo lo deseado. Un factor que no deja nunca de impactarme es la imposibilidad de recorrer completamente la aeroaventura en una sola edición.

Otra de las grandes sorpresas que presenta el pequeño pueblo del «Estado lácteo de los Estados Unidos» (Wisconsin) es que la torre de control se convierte en la más transitada del mundo durante el show.

Es emocionante e inédito ver como un P-51, Ford DC-3, B-29 «FIFI» a la par de un F-14, vuelan aterrizan y despegan simultáneamente por las cuatro pistas disponibles. Si en ese instante uno gira la vista puede observar helicópteros realizando vuelos bautismo, la pista de césped de los ultralivianos en plena actividad, los warbirds al Norte, la sección de experimentales que deslumbra con sus clásicos como los RV-4, la Plaza de Boeing donde diariamente se exhiben los aviones destacados, los aviones históricos, y los acrobáticos ubicados por todo el lugar. También se puede visitar la base de hidroaviones o el asombroso museo; los dos destinos tienen que ser parte del itinerario. Es muy difícil decidir por donde comenzar.

Apreciar aviones pequeños como el Sky Baby o el Baby Bird creados por la familia Stits, presenciar la presentación acrobática del equipo de Aeroshell o atender conferencias como la programada por Richard de Crespigny donde nos cuentan las decisiones en el aterrizaje del Airbus A380 de Qantas Airlines atraen al público.

Con la entrada diaria o semanal uno puede dirigirse a todos los puntos de interés y en caso de querer visitar los sea planes o las reliquias del museo, circulan autobuses gratuitos con esos destinos disponibles.

Más allá de las exposiciones, se destacan eventos especiales. En el 2015 se cumplen 45 años desde el lanzamiento de Apolo 13; personajes importantes como los directores de vuelo Gene Kranz y Milt Windler, los Comandantes Jim Lovell y Fred Haise serán la atracción sobre el cohete de la NASA. Otras figuras serán Burt y Dick Rutan representando el «Legado de los Rutan.»

Burt es un ícono en la construcción de experimentales siendo el creador de experimentales como el Long- EZ o el Voyager, primer avión en dar la vuelta al mundo sin escalas ni reabastecimiento. Pilotado por Dick y su esposa, Jeana Yeager, el famoso Voyager tardó 9 días para lograr su objetivo con un sobrante de combustible de 48 kg. En el museo luce el mismo.

Tras 70 años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Oshkosh nos mantiene expectantes con espectáculos militares y el imponente simulacro «Tora, Tora, Tora» donde aviones militares americanos y japoneses realizan maniobras recordando el bombardeo aéreo a Pearl Harbor. Durante la performance se escucha de fondo el discurso de «ese día que vivirá en la infamia» (orado por el Presidente Roosevelt) que determinó la entrada oficial de Estados Unidos en el conflicto bélico el 8 de Diciembre de 1941. Los Zero japoneses y los P-40 Kittyhawk se apoderan del cielo recordando aquel día cuando 2.300 integrantes de la marina estadounidense perdieron la vida en el ataque.

También se conmemoran los 70 años desde la creación del anfibio RC-3 Seabee que fue construido por Percival Spencer en 1945. En el mundo acrobático, los 70 años del primer vuelo del Pitts; estará presente el Pitts S-1A N2004 creado por el mismo Curtis Pitts en la década de los 40. Finalmente, los 75 años del Ercoupe y los 95 años desde la creación del Stinson también están entre los highlights de Oshkosh.

A la hora de los encantos aéreos, el air racer de Red Bull Mike Goulian o el Oracle Challenger III con 400 hp, volado por Sean D. Tucker, conquistan el aire y los corazones de los fanáticos presentes en el show.

El miércoles y el sábado por la noche después de las 8 de la noche miles de personas acuden al fabuloso show donde se aprecia la combinación de acrobacias con fuegos artificiales que se encuentran sincronizados con música. Más tarde, llega el “count down” para la impresionante pared de fuego que recorre gran parte de la pista principal de OSH.

Con esta variedad de sensaciones, la edición número 63 de esta celebración aeronáutica del mundo genera curiosidad en medio millón de personas que cuentan los días para la llegada de la última semana de Julio. Cuando uno viaja a Oshkosh cae en el hechizo más hermoso que un aviador pueda imaginar. El que ha asistido alguna vez, entiende la “aeronalina” que nos inyecta el parque de diversiones aéreo más grande del mundo.